Eres Solo Mio ✓

Capítulo 25

— Iremos al hospital ahora — Doy la orden a mis hombres de forma clara y directa.

Ellos asienten cambiando el rumbo. El hospital está a pocos kilómetros, solo habría que cruzar unas cuantas calles para llegar.

Espero que cuando lleguemos me den la fantástica noticia de que Tyson está a salvo. De lo contrario no solo Tyson será el que esté en la cuerda floja entre la vida y la muerte.

— Hay mucho que hacer Anabell. Debemos actuar de forma rapida — Tom me mira directamente esperando un respuesta de mi parte.

— Llama a Hugo y pídele una buena casa a las afueras del país — Organizo mi cabello un poco y suspiro luego de esto.

— ¿A las afueras del país? Eso nos gastaría muchas horas Anabell, no tenemos todo el tiempo. Todas nuestras cosas se han quemado ¿Recuerdas?

— Si Tom, lo recuerdo perfectamente, como si fuera hace segundos — Hablo sarcástica.

— Bien, me encargare yo de ese tema, veo que no estas de humor para nada. — Desvía su mirada y se recuesta en el sillón.

— Que buen observador — Comento con una falsa sonrisa.

Y si, era cierto. Teníamos que volver a empezar y reconstruir muchas cosas, tal vez era mi oportunidad para formar una nueva vida con Tyson. 

Como dijo Tom, no tengo humor para pensar en nada que sea referente a ese tema. Ya estoy bastante agotada, solo quiero un buen baño y a Tyson conmigo.

...........

Narrador omnisciente*

Faltaban cinco minutos para las 4 de la mañana.

El clima frió habitual de la ciudad era fuerte e intenso, las calles permanecían solitarias y nubladas, una sensación extraña se sentía por aquellos personajes que pasaban por estos lugares. Pensamientos involuntarios pasaban fugaces por esas mentes que permanecían vacías.

Y finalmente, el destino de el de los hombres de aquellas grandes camionetas. El hospital mas cerca de aquel pueblo tan reservado.

Anabell y sus hombres llegaron, bajaron con prisa y arrasaron la puerta del hospital provocando asi que toda la atención estuviera sobre ellos. Pero esa mujer con poco humor tan solo los ignoró y siguió derecho hasta llegar a la recepcionista.

La mujer que se encontraba en este puesto estaba terminando de guardar sus cosas en su pequeño bolso. Al ver los personajes tan llamativos que acababan de entrar, suspiró e intentó informarles que ella no podía atender a nadie más, que tenía que esperar. Pero la mujer astuta que venía rodeada de hombres altos y uniformados sacó su arma e intimido a la mujer quien soltó un grito del susto, soltó sus cosas y alzo sus manos sin dejar de mirar el arma que amenazaba con quitarle su vida.

Las personas que habían allí se intimidaron de igual forma. Cogieron sus cosas entre sus manos protegiendo lo mayor posible, sin moverse tan siquiera un poco.

Una niña con unas características peculiares le preguntó a su madre quien estaba horrorizada con la escena, le preguntó de una forma tan inocente que llamo la atención de aquellos hombres altos e intimidantes.

— Shh, cariño no digas nada — Susurro la mujer acariciando el cabello rubio de la niña.

Sus ojos se cristalizaron cuando abrazó a la niña.

Anabell disparó a la mujer recepcionista llamando de nuevo toda la atención para ella. Todos estaban tan concentrados en la hermosa niña que olvidaron al monstruo que estaba en el mismo lugar que ellos.