Capítulo 7

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Levante la mirada y observé a mí yo, en una sala hablando con un policía.

—Ella... — Balbuce asustado.

— ¿Quien?

— Es un... Monstruo — Respondió con una respiración acelerada.

Aquel chico que tenía mi aspecto y decía ser yo, miraba en un punto fijo. Me dio escalofríos intentar imaginar que miraba, pues, estaba detrás de mí. Tome aire y gire cautelosamente, y ahí estaba. Todo en ella reflejaba maldad, cinismo y peligro. Tenía en su rostro marcada una enorme sonrisa malévola.

Su rostro se giró, me miró fijamente y guiño un ojo tras de morder su labio inferior de forma brusca. Luego, hizo señal de silencio con su dedo índice que se encontraba manchado de sangre.

..........

Despierto de golpe asustado y sudando en gran cantidad. Joder, otra vez no, no más pesadillas no otra vez.

— ¿Cariño? —

— ¡NO MÁS! —gritó desesperado cubriendo mí rostro.

— Tyson, hijo, tranquilo, ¿sí? — Levanto la mirada y me encuentro con mi mamá, la cual está llorando preocupada y asustada por mí reacción.

—Mamá yo... — Me interrumpe con un leve sonido. Me acaricia la mejilla y cae una lágrima de sus bellos ojos.

—Estoy aquí mí amor — Sonríe.

— Mamá... — susurro abrazándola y colocando mí cabeza en su pecho, necesito de su calor de madre, sentir que estás ahí cuando no puedo conmigo mismo.

— Te amo mí Tyson — susurra acariciando mí pelo, y dejando un beso en él.

Solo asiento y la abrazó más fuerte, no quiero verla mal por culpa mía, nadie merece esto. Tengo que ser fuerte por ella, por mi familia y por Dani.

Pasan unas horas, estoy algo nervioso. Mi madre pidió a una psicóloga que vendrá en dos días, los cuales tengo para salir del hospital, aún sigo lastimado en las piernas, pero estoy mejorando.

Me levanto de la camilla y tambaleó un poco, me dirijo al baño con intenciones de lavarme un poco el rostro, ya que me siento sudoroso. Me miro al espejo y me veo algo pálido, tengo ojeras y mí cabello parece estar congelado. Abro la llave del grifo y enjuago mis manos primero, luego recojo agua en ellas y me lavo el rostro; levanto la mirada al espejo y siento un ruido detrás de mí, giro para ver qué pasó, pero no hay nada, regreso la mirada hacia el espejo y la veo a ella de nuevo. Tambaleó y caigo lastimando mis rodillas aún más, suelto un jadeo fuerte, mamá entra y se preocupa de inmediato.

— Hijo te... —No termina al verme tirado en el baño y con el grifo abierto — ¿Que te paso mí niño? — Dice levantándome, pero no respondo a su pregunta debido al dolor.

Me acomoda con todas sus fuerzas en la camilla, se esfuerza bastante. No pude evitar dibujar una sonrisa en mí rostro al ver cómo me cuida, y como siempre lo ha hecho. Está ahí, en el momento preciso.

—¿Ya estás mejor? — Me dice acariciando mí mejilla.

Asiento levemente y me quedo mirándola esperando a que me pregunte, pero no lo hace —¿No preguntarás?

—¿Quieres que lo haga? — Frunce el ceño.

Ya veo... No lo harás, sin antes hablar con la psicóloga, no le respondí nada y nos quedamos en unos minutos de silencio, hasta que ella decide interrumpirlo.

— Tienes que ser fuerte — Susurra, evitando que le caiga una lágrima.

Mierda, todo esto es mí culpa, si fuera más fuerte que esos hombres, si no me dejara manipular por mis pesadillas nada de esto estaría pasando... Si solo... No hubiera ido a ese lugar donde empezó todo.

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