Once meses antes
«Megumi ha aprobado todos sus exámenes. Felicítale como es debido si no quieres que prenda fuego a tus cómics»
Sukuna alzó la vista, apretando los labios. Lo gracioso era que los tres estaban en la cocina, su hermano en la otra punta de la mesa, mientras que su novio esperaba pacientemente a que el agua hirviera en un cazo. Adoraba cuando tomaba su infusión diaria y sabía a la perfección qué sabores eran sus favoritos.
—Voy al baño. —Se excusó Itadori, mandándole una clara y amenazante mirada de advertencia.
Megumi asintió con un murmullo, apoyando las manos sobre la encimera, frente a la mesa, observando el agua y las pequeñas burbujas que comenzaban a formarse.
Se cruzó de brazos y piernas, con la espalda apoyada contra la pared grisácea. Se mordió el labio inferior, jugueteando con uno de los cordones de la sudadera negra que llevaba. Su hermano era un estúpido y un idiota, lo odiaba por dejarle a solas con el otro. Aunque, supuestamente no debería de incomodarle, ya que al fin y al cabo eran pareja.
Pareja. Aquello sonaba extraño en su boca.
Observó su pelo negro, cuidadosamente peinado, estaba seguro de que olía bien. Llevaba una sencilla camiseta blanca, con una chaqueta fina de deporte, azul con rayas también blancas. Quería tocarle, abrazarle, pero hacer contacto físico con él aún le daba escalofríos, casi pánico. Apenas podía llegar a creérselo. Sin embargo, decidió incorporarse y vencer aquel miedo irracional. Eran pareja, podía hacerlo.
Se acercó por detrás y, sin previo aviso, rodeó su cintura con los brazos, acariciando su abdomen. El chico pegó un respingo. Es más, de hecho pensó que iba a agarrarse al techo por aquel inesperado gesto. Sentía la tensión de sus músculos y su respiración tratando de relajarse, las rodillas temblando ligeramente.
Se apegó a su cuerpo, cerrando los ojos con fuerza, porque ni siquiera él mismo quería ver nada.
—Un pajarito me ha dicho que has aprobado todo. —Susurró en su oído, rozando los labios contra su piel. —Estudiabas criminología, ¿verdad? —Cuestionó, aunque sabía que sí. —¿Vas a encarcelar a chicos malos y tatuados como yo, Megumi? ¿Quieres esposarme y llevarme a algún sitio?
Silencio.
Fushiguro sujetaba el mango del cazo hirviendo y lo apartaba del fogón con un movimiento errático, paralizado, sin saber qué decir y Ryomen se quedó ahí, quieto, desplazando las manos a su cintura, sonriendo como un idiota.
—Es decir, felicidades. —Acabó por soltar, pegando su nariz a su nuca y apartándose para dejarle espacio. —Por... Ya sabes, superar tus exámenes.
Pudo ver cómo el rosa teñía graciosamente sus mejillas, la punta de su nariz respingada y sus labios temblorosos. Su novio lo miró, alcanzando a sonreír torpemente, antes de verter el agua en su taza de estampado escocés.
—Gracias.
No, tal vez hacer aquello cuando tan sólo llevaban dos semanas de pareja había sido un puto desastre, un error del tamaño del fuego que su hermano prendería en toda su estantería.
⋆★⋆
Sukuna giró la llave un par de veces, entrando al apartamento.
Arrojó la mochila al suelo y se deshizo de las botas sin siquiera desatar los cordones. Casi tropezó con ellas, en la oscuridad, mientras suspiraba y se frotaba la cara, caminando por el pasillo en penumbra. Ya recogería todo más tarde.
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Sweetness || SukuFushi
FanfictionSi Megumi se sentía mal porque no era dulce, entonces se convertiría en su caramelo favorito. ©Los personajes no me pertenecen, créditos a Gege Akutami. •Universo alternativo. » Comenzado el 03/02/21, acabado el 09/05/21 ~1° en #sukufushi 16/03/21