Capítulo 18

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Amor.

Era una palabra linda y a veces sencilla a la vista, pero con un significado profundo el cual se le daba únicamente a ciertas personas dignas de éste. El entregarlo y merecerlo también era algo especial y de gran peso, ya que siempre estarían relacionadas. No puedes esperar amor si no lo das, para poder amar primero debes aprender a amar, algo complejo de entender y de hacer para bastantes.

A Sungchan le gustaba hacerlo y podía decir que aquella persona especial era Donghyuck. La sensación de felicidad que le podía entregar al sentir un sentimiento tan maravilloso como este era casi inexplicable, sus manos se movían nerviosas al verlo llegar y sus labios se estiraban sin notarlo.

Jeno se preguntaba si es que no le dolían los músculos por tanto sonreír como tonto.

Siguiendo con lo anterior, amor era la palabra más linda que podía existir en la Tierra y Donghyuck era el nombre más precioso inventado por la humanidad. Lo único bueno que habían hecho los seres humanos era haber ayudado a la existencia de Lee Donghyuck. Los aves cantaban por él y la brisa danzaba en torno a él, no hacía falta hablar del sol, porque Donghyuck era el sol.

O quizá el mundo era Lee Donghyuck, no lo sabía a ciencia cierta, pero apoyaba cualquier teoría relacionada al lindo y adorable chico moreno.

Estaba un tanto más enérgico que lo usual. Luego de la cita extraña, pero la más linda, se habían comenzado a juntar con mayor frecuencia, a veces invitándolo a ver alguna película o incluso a jugar algún videojuego en su casa. Su mamá lo había conocido y al instante lo adoró, por lo que podía decir que el ambiente era cómodo hasta que su madre abría el álbum familiar y se burlaba de sus fotos de bebé. Donghyuck reía enternecido y al final también reía con ellos.

—Channie—llamó la atención, obteniéndola a los segundos acompañada de una sonrisa—. Leí que hay una cat café, pensé que sería lindo ir juntos—habló a través de la videollamada.

No pudo esconder el color rojizo de su rostro y tampoco su destellante sonrisa. Los apodos dulces se hacían más habitual y la confianza también. De a poco, sentía que iban creando un lazo inexplicable, era una sensación cálida, su corazón revoloteaba al estar junto a él y sentía el tiempo detenerse a su lado. Estaba perdidamente enamorado de aquél chico, era precioso.

—Claro, mañana podríamos ir—habló dulce.

—Sip—afirmó.

Los minutos pasaron y seguían con ganas de hablar, pero sin darse cuenta, Donghyuck cayó dormido y al final Sungchan esperó unos cuantos minutos.

Al inicio solo fue un gustar, el querer conocer a alguien y pensar lo lindo que era. En algún momento comenzaron dudas sobre él, ¿Cómo serían sus labios? ¿Qué comida le gustará? ¿Habrá dormido bien?, Sus preguntas eran contantes y su cuerpo actuaba sin pensarlo al estar cerca de él. Cuando pensó que solo lo estaba idealizando o que solo era alguien enamoradizo, pudo afirmar que Donghyuck realmente le gustaba. Quizá fue en ese momento al verlo dormir que supo que quería despertar cada día junto a él, sonaba exagerado, incluso algo impulsivo el decir que tenía esa cantidad de amor por una persona a su corta edad, pero le encantaba, jamás se aburría de él, sus sentimientos no cambiaban y solo iban en aumento.

Sentía que era el indicado, eso ya era suficiente para él.

Suspiró y cortó la llamada, sonriendo felíz y acurrucándose entre sus mantas. Esperaba que el mayor también lo estuviera y que no pasara frío.

—Lindo—dijo antes de finalmente caer rendido entre los sueños.

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Café de vainilla | 2ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora