Capítulo 6

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Hoy nuevamente se encontraba en la linda cafetería, la cual era probablemente más linda por el lindo chico que se posaba en el mostrador de madera con un estilo más antiguo y rústico.

Todo muy lindo como siempre.

Tomó un sorbo de su café y siguió en lo suyo, buscar en internet acerca del arte tan maravilloso que era tejer. El fin de semana anterior habría salido el grupo entero amigos a gastar dinero en el centro comercial, pero en uno de los escaparates vistos encontró un set de tejer bastante novedoso y simplemente lo decidió llevar.

Ahora tenía cosas para tejer, pero no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo.

Pensó en iniciar con lo más básico, como una bufanda, pero también era ciertamente difícil la parte de lo principal, que era cómo tejer. Al menos tenía claro de que quería intentar hacer una bufanda.

Quitó su atención del aparato tecnológico y volvió a dirigir su vista al mayor. El castaño estaba con una planta en sus manos, concentrado en examinarla y hablar en susurros hacía sí mismo, mientras que arrugaba su respingada nariz y hacía un leve puchero con sus esponjosos labios, los cuales humedecía cada cierto tiempo.

Parpadeó nuevamente y pronto se dió cuenta de que la planta que tenía en sus manos era un helecho. Se podían ver hojas de un tono amarillento y algo arrugadas.

Donghyuck miraba con preocupación y confusión al pobre ser vivo que descansaba en sus brazos.

En el local habían bastantes plantas, pero pocas veces había visto al chico acercarse o cuidar de estas, por lo que asumía que eran cuidadas por el dueño del local o algo por el estilo.

Tampoco pensaba mucho sobre ello. Él no venía a ver al dueño, venía a ver a Donghyuck mientras tomaba su café matutino.

Sintió como sus neuronas se conectaban y en seguida decidió pararse, pero bajó rápidamente su energía para no verse tan extraño, más aún, porque había poca gente en el local. No quería verse como un loco de patio.

—Creo que tu planta puede estar recibiendo demasiado sol.

Un pequeño cuerpo saltó levemente del susto, girándose y encontrándose con el menor, quién miraba tranquilamente la planta, esbozando una leve sonrisa y jugando con sus manos en su espalda. Simulaba parsimonia y desinterés frente al mayor, luciendo natural su interacción social.

Mentiras, estaba muerto de nervios.

Sus miradas se encontraron, lo que provocó que Donghyuck sonriera sin timidez, alegre de haber recibido una pequeña ayuda de parte de alguien, que para su suerte, era un chico de su mismo instituto.

Sungchan quería tirarse de un puente.

Donghyuck le había sonreído con la pureza más grande del horrible universo.

Sus mejillas se tornaron rojas y sus ojos adoptaron un brillo peculiar y deslumbrante. Miró cada parte del rostro ajeno y finalizó en sus esponjosos labios de tono rojizo, pero prontamente quitó su vista del sitio peligroso, dirigiéndose en cada precioso y pequeño lunar de su linda piel; podía decir que incluso lucía tan brillante y suave como la miel.

Quedó por unos segundos estafermo, hasta que el mayor le dirigió la palabra.

—Oh, ya veo—respondió en voz baja y con su característico tono dulce—. Estos días la veía demasiado deprimida, parecía que la pobre se pondría a llorar en cualquier momento. Yo no sé mucho de ellas, porque generalmente las cuida mi jefe, pero se fue de viaje por dos semanas. Quizá lo extrañan.

Rió y el menor se sonrojó, girando su rostro hacia la ventana y mirando con regocijo el paisaje presentado a través de ella. El contrario seguía con la planta en sus manos y mirándola atentamente.

—Deberías cambiarla a un lugar un poco más alejado de los rayos directos—señaló con su dedo índice el lugar donde anteriormente estaba la ventana—. Incluso se vería linda colgada, ¿no crees?

—Lo creo—asintió risueño y volvió a mirar al menor.

—También podrías utilizar un pulverizador, lo rellenas con agua y lo usas a diario en las hojas—afirmó—. Los helechos son plantas de mucha humedad, así que le haría bien de vez en cuando.

Sungchan estaba muerto de nervios, no sabía de donde es que había salido toda su valentía, pero las plantas eran un tema en el que se manejaba, quizá no era un conspicuo botánico, pero tenía un amplio conocimiento de ellas, lo justo y necesario como para ayudar a Donghyuck y de pasada darle un intento de buena impresión. Solo era un dilentante jardinero tratando de hacer algo bien por su vida.

¿Coquetear? No, la nueva moda era dar concejos de plantas.

Oh, entonces lo intentaré, gracias por el consejo...

—¡Sungchan!—contestó entusiasmado, a lo que el castaño sonrió y miró jocoso al menor.

—Entonces gracias por el concejo Sungchan.

—No hay de qué—sonrió tierno—. Si necesitas ayuda, quizá pueda ayudarte con algo.

El más bajo asintió sonriente y pronto vio al contrario mirar su reloj, para entonces hacer una muecs de terror y tomar rápidamente sus cosas.

—Mierda, la hora—masculló entre dientes, pero de todas formas fue escuchado por el mayor, quien se había casi que devuelto hasta el mostrador, no sin antes reubicar la planta.

—Que tengas buen día.

Sungchan sonrió y levantó su mano alegre, no sin antes chocar con la puerta y con algunas personas, repartiendo disculpas en demacía y con una leve vergüenza.

Donghyuck miró la hora, recordando que también era estudiante y que también debería llegar temprano, pero se dió cuenta que aún estaba bien y que le quedaba cerca de media hora para que se acabase su turno y marcharse.

Claramente no sabía de las terribles notas que adornaban el promedio del más alto, el cual solo iba a dormitar y mirar al no-amor de su vida.

Un trabajo duro después de todo.

—🖇️—

Quiero poner fotos de anime y mangas en mi pared, PERO QUE PAJA QKDBWKXJSLJDKDJD.

Al menos ya tengo una de Donghyuck oliendo flores con pelito café con rulitos 🥰🥰.

Por cierto, los helechos son re lindos lwbfñwjflnd.

Café de vainilla | 2ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora