Epílogo

385 63 22
                                    


Sus manos sudaban dentro de sus bolsillos y sus pies se movían inquietos.

No quería aceptarlo y sus lágrimas se acumulaban en sus ojos. Si tan solo fuera un poquito más mayor, no tendría que estar pasando eso.

Era injusto. ¿Por qué las cosas debían de ser así?

Era una situación que se volvía a cierto punto un tanto frustrante. Incluso si jamás había sido un problema la edad, ahora aborrecía con toda su alma que apenas un año hiciera tanta diferencia.

Miró al suelo y apretó sus puños.

—Hey, deja de llorar, no seas ridículo—un chico de cabello pelinegro lo miró mal—. Tu novio solo se gradúa, no se va a Narnia ni a Jupiter.

Oh, mierda. La sola idea de pensar que tendría que seguir en el instituto y sin poder ver a diario la linda cara de su castaño colorido favorito, quemaba, dañaba y perforaba su corazón.

—Renjun, no sigas, que parece que de verdad va a llorar—habló esta vez Chenle, entre susurros no demasiados discretos para el gusto de Sungchan, quien sí quería llorar.

El más alto estaba casi por morir y con unas inmensas ganas de vomitar. Estaba realmente nervioso, algo que era un tanto incoherente e ilógico, pues Donghyuck estaba de lo más bien, aprovechando de comer un trozo de pastel de manjar, dándose el lujo de disfrutarlo. Sungchan se encontraba aún en la parte de los asientos, mientras que el mayor estaba en los camarines, viendo a los otros estudiantes correr de un lado a otro, desesperados y sin tiempo.

Siguió comiendo en paz de su pastel.

—Es que no quiero dejar de verlo—habló con un deje de tristeza—. Lo extrañaría mucho.

Renjun finalmente se apiadó y decidió dar un buen consejo de manera prudente. Era la hora de convertirse en un hyung ejemplar y demostrarle a Donghyuck que también podía ser alguien tierno, porque lo era, solo que muy en confianza, y Sungchan habría roto cientos de muros por el simple hecho de ser el novio de su mejor amigo. Ahora lo tenía a su lado llorando por el famoso castañito que estaba apunto de graduarse y comiendo pastel indiferente a la situación.

—Hey, no te desanimes—habló, pero luego volvió a meditar sus palabras. Sonaba bastante tonto decir "no estés triste", cuando era obvio que no solucionaba nada. Meditó más profundo—. Piénsalo de forma positiva. Estar lejos de Hyuck podría servirte para aprender a tener más independencia en su relación. Depender emocionalmente de alguien no es para nada bueno.

—Pero yo no quiero estar más separado de él. Que horrible—hizo un puchero con tristeza.

—Dios santo, si comienzas a vivir con él, no lo verás todo el día y casado o no, tendrá que trabajar y estar casi ocho horas del día sin tí, ni ver su cara ni saber si está respirando o no. A veces debes buscar el lado positivo, que incluso puede estar escondido de lo que se ve a simple vista de un problema.

Apenas dijo esas palabras, el rostro del menor pareció iluminarse. Chenle rodó los ojos y miró con risas al chico chino.

Al parecer, Sungchan era tan fácil de convencer cuando había algo que incluyera a Donghyuck en un lapso de tiempo a futuro, pasado, presente, y si es posible, también a años luz.

—¿Y si vivimos juntos tendremos que asignar horas familiares?—comenzó a delirar en pensamientos hasta un tanto irreales—. Sería lindo tener todos los domingos unas horas para ver películas y comer donas. ¡Gracias Renjun hyung! Eres un amor de persona, Donghyuck tenía razón.

El nombrado saltó del susto por la energía del menor y solo asintió, secretamente feliz por haber ayudado al tipo raro que era el menor. También feliz, porque el castaño había señalado lo buen amigo que era.

Café de vainilla | 2ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora