Prólogo

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—Es que siento que debemos hacer tipo una fiesta, digo, para celebrar el comienzo de año— propone Pilar mientras mira algo en su celular.

—Sí, siento que deberiamos hacer una— apoya Thomas, esta de mas decir que solo lo hace porque esta completamente enamorado de Pilar— ¿Tu que piensas, Ana?

—Conmigo cuentan para cualquier cosa, que quieran hacer—me encojo de hombros y ambos asienten.

—¡Chicos! ¡Vengan! —nos llama la profesora Leena— Bueno, este año haremos una nueva obra... ¡Y va hacer mía! En las vacaciones la escribí, y espero que ustedes, queridos alumnos, sepan traerla a la realidad.

—¿De que se trata? —pregunta Olivia.

—De un amor, malvado. La chica es buena, enamoradiza, y se enamora del chico malo. El cambia, pero todo es fingido, y ¡Pum! El le dice que simplemente estaba jugando con sus sentimientos.

—¿No es muy cliché? —Pilar cruza sus brazos, insatisfecha.

—Quizás si, quizás no, ¿A quien le importa? Es lo mismo, algo deben actuar, y ¿Que mejor que esta historia?

Todos los alumnos nos miramos, y al final, asentimos. De todas maneras, siempre las historias que actuamos, son del siglo XX, me gusta la idea de cambiar las cosas trayendo a la realidad una historia diferente a las anteriores, en este caso una cliché.

—Entonces, ya tengo la lista de quien interpretará a cada personaje, ya les entrego su libreto...

Es interrumpida cuando el director Barker entra al auditorio  junto al capitan del equipo de futbol americano.

Jaxon Morris.

—Señorita Leena,— llama a la profesora y esta se va hasta donde se encuentra el hombre de barba negra. Por otro lado, Morris, nos mira con una sonrisa llena de arrogancia.

Todas las chicas lo miran como si fuera lo mejor del mundo, excepto yo y Pilar. Ambas fruncimos el ceño cuando Olivia se le acerca, de manera coqueta.

—¿Crees que ya es buen momento para patearle las bolas? —pregunta Pilar en mi oido. Miro al chico.

—Me parece el momento perfecto—susurro.

Ambas nos miramos y sonreímos. Miramos al chico, debo admitir que Morris es lindo, tiene ese atractivo, que comúnmente y raramente, siempre los chicos del equipo de futbol americano poseen. Pero su belleza física no impide que no me caiga mal por sus errores del pasado.

Su cabello negro esta en un completo desorden, sus ojos grises tienen ese brillo de perversidad. Miro directamente sus brazos, no lleva una chaqueta que le cubra los brazos, el tatuaje que lleva en la muñeca es visible y en su dedo indice lleva un anillo negro. Subo nuevamente la mirada, y frunzo el ceño cuando veo que me esta mirando directamente.

Doy media vuelta, intentando nuevamente entrar a la conversación que mantienen Pilar junto a Thomas.

—Oigan— nos llama Thomas— quizas si Morris esta en nuestro club, pueda llevar a todos los del equipo a la fiesta, es un punto a favor.

—Si, pero...—se calla abruptamente Pilar, mira a un punto fijo como si pensara— ¿Vale la pena invitarlo?

—Pues claro —responde nuestro amigo— es popular, seguramente le dicen a los chicos, ¡Ey, vamos a la fiesta! —imita una voz grave — y todos diran que si. Nos conviene.

Pilar y yo nos miramos, decido hablar yo; —Si ustedes quieren, haganlo. Saben de todos modos que muchas personas irán.

No somos el típico grupo de nerd que nadie quiere. Todos tenemos amigos, y conocemos a la mayoria de los estudiantes, ya sea por las clases, o los clubs. Nos somos invisibles. A pesar de que somos un grupo de tres cada uno tiene sus amigos fuera del círculo.

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