CAPITULO VIII

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Me estaba cansando. Me estaba hartando. En cualquier momento uno de los estudiantes iba a aparecer con la regla clavada en la cabeza.

Jeje, es broma, bueno no tanto.

De verdad, ¿Tanto le interesa la vida de los demás? Desde que he entrado al instituto todas las miradas se han posado en mi, ¿Por qué? Por el beso con Morris en aquella fiesta y porque un chico ha visto como nos fuimos caminando solos, y para vista de todo mundo, hemos follado sin saciarnos.

Es que de un granito de arena te construyen una playa sin darte cuenta.

El primer rumor que escuché fue que nos fuimos a su casa. Luego ya el segundo fue que Morris hizo conmigo lo que hizo con otra chica que constaba en atarla a la cama. Después, que hubo otro chico durante el sexo, ¡O sea! Crearon un buen rollo los muy pendejos.

Gente loca.

—Una última vez y te parto la cara— amenazo al chico que me señala con su dedo.

El baja la mano y a mí lado Pilar me coloca la mano en el hombro, Thomas camina con una expresión fría en su rostro.

—Es que los voy a matar. He escuchado que te pagó para tener sexo— murmura sujetando la mochila de su novia.

—Bueno, si me hubiera ofrecido dinero con gusto me acostaba con él, para que mentir— me encojo de hombros, bromeando.

Intentado verle el lado bueno a esta mierda. De verdad que intento.

Pilar suelta una risa pero se calla cuando su novio la mira mal.

—No es gracioso, andan hablando de ti como si fueras una cualquiera— gruñe. Si, me enoja pero no hay nada que pueda hacer.

—Pues déjalos. Lo importante es que nosotros sabemos la versión original.

Caminamos por el pasillo y varios se colocan contra con los casilleros de espaldas para vernos. Me siento como en una jodida película así que, aprovecho y acomodo mi cabello levantando el mentón como si fuera la jodida reina.

Suelto una risa que se termina cuando al otro lado veo a Olivia. Bufo. Está con ambas manos en su cadera y me mira directamente, a ambos lados posan las demás chicas del equipo de porrista.

¿Esto es una película?

Sonrío con superioridad y levanto el mentón, me giro hacia un costado y voy directamente a mi casillero.

Thomas y Pilar se despiden de mi ya que primero pasamos por sus casilleros. Introduzco mi código y abro la pequeña puerta.

—Hola, limoncito— giro la cabeza para ver a Morris apoyado en su brazo derecho sobre un casillero.

—¿Todo bien?— asiente y mira a su alrededor— Somos tendencia, Morris. Disfruta tus dos minutos de fama.

—¿Dos minutos?— suelta una risa— he tenido fama desde que pise está escuela, limoncito.

—Claaaaro— niego con la cabeza divertida. Miro de reojo como Olivia aún me sigue mirando, o ahora a Morris—Tu novia me está por rebanar la cabeza.

—¿Mi...?— se calla al entender— Ah, Olivia, no es nada mío.

Se encoge de hombros.

—¿No? Pues igual parece querer cortarme en pequeños pedacitos— saco los libros que necesito y los coloco dentro de mi mochila.

—Yo te protegeré— levanto una ceja ante su delirio—¿No estás molesta?

—¿Por qué lo estaría?— le frunzo el ceño.

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