CAPITULO IX

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Jaxon

Estaba de buen humor. Últimamente todo me parecía lindo.

Mi padrastro estaba de viaje y anoche tuvimos una cena superlinda con mi madre y mi hermanita. Nos reímos y también charlamos sobre cosas de la familia. Recordamos momentos de felicidad y me di cuenta lo mucho que deseo que así sea mi vida todo los días.

Que mi madre me espere con la comida hecha, que hablemos en la cena sobre nuestro día y que hagamos chistes compuestos entre todos.

Entro al salón de teatro.

Lo loco de esto es que, según el director esto era un castigo, pero la verdad es que no lo siento como uno. Me gusta estar aquí, también me gusta la energía de mis compañeros, especialmente de la rubia que ahora habla con la profesora de teatro.

La profesora frunce el ceño y limoncito le habla moviendo sus manos desesperadamente como si quisiera explicar algo, urgentemente. Veo como la profesora Leena afina sus labios y quiero acercarme pero alguien abraza mi brazo y miro a mi lado como Olivia sonríe.

—¿Que tal, cariño?— bate sus pestañas y trato de soltarme.

—Todo bien. Todo tranquilo— sonrío, incómodo.

—Estaba pensando, mis padres quieren que vayas a cenar a casa.

—¿E-eh?— pregunto con un hilo de vos.

¡Por dios! Solamente nos hemos besado, ni siquiera hemos cruzado esa línea de relaciones íntimas. Uno que otro apretón encima de la ropa pero no hemos estado en contacto de piel a piel. Ella ha querido, pero yo no.

—¿Tus padres?— de la nada siento como el cuello de la camisa que llevo se aprieta a mi piel.

—Si— responde, tranquila— les he hablado de ti. Y para ellos es sumamente importante saber con quién se relaciona su única hija mujer— sonrie— me cuidan mucho.

—Ya...la cosa es que...— sus ojos brillan pero tampoco debo darle esperanzas— no creo que nosotros nos estamos relacionando aún. Va, nos estamos conociendo, pero vamos lento.

—¿Que tiene de malo conocer a mis padres?— coloca ambas manos en su cintura— ¿No quieres conocer a tus futuros suegros?

Trago grueso.

Joder, esto es muy incómodo.

—No, es que...Olivia, nosotros no somos nada— miro de reojo como la profesora habla con otro estudiante. Limoncito aún está ahí— Somos...como decirlo. Solamente amigos, ¿Tus padres conocen a tus amigos?

Duda— Pues no. Pero nosotros dos no somos solamente amigos— sus ojos ilusionados causan estragos en mi interior—¿Verdad?

—¿Y que somos?— estoy muy incómodo en esta conversación.

—Ya sabes— niego y ella bufa— Somos como novios que aún no confirmaron una relación.

—Eh...si, creo que no somos eso— la bajo del cielo— solamente somos amigos, bueno, en realidad no sé si somos amigos, podríamos recién ser conocidos, ¿No? Apenas nos estamos conociendo.

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