Capítulo 23.

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—Nos vemos. —le sonreí a Ryan mientras que este me abrazaba por la cintura tirándome más cerca de él.

—Te estaré llamándo. —sonrió también acercándo su rostro al mío. 

—Bien. —besé su mejilla mientras entrelazaba mis dedos detrás de su cabeza. —Como tu desees. 

Ryan juntó nuestros labios y yo le seguí el beso obviamente. No me cansaba de sus besos. Creo que me he vuelto adicta a ellos. 

—¡Ugh! —William rodó los ojos cuando nos miró haciéndo que riéramos mientras nos separábamos. —Consigánse un jodido hotel.

—Vamos, William. —rodé los ojos con diversión mirándo a mi hermano. —No es como si fuéramos a tener sexo por un simple beso.

—A mi parecer, sí. 

—Cállate. —soltó Ryan haciéndo que en el rostro de mi hermano apareciera una sonrisa. —Hey, ¿qué tal ir mañana a jugar un partido de fútbol? 

—Es una buena propuesta... —hizo como que si estuviera pensándo unos segundos. —Está bien. 

—De acuerdo. Nos vemos mañana entonces. —chocó puños con mi hermano y volvió a besarme. 

—¡Que se consigan un puto hotel! —chilló mi hermano frustrado mientras nos miraba asqueado. 

—Hey. Que yo no te digo nada cuando te besas con una de mis mejores amigas. —fruncí el ceño mientras que lo apuntába con mi dedo. 

—Tú eres la tonta que no me dice nada. —se encogió de hombros. Gruñí y nuevamente besé a Ryan sólo para fastidiar a mi hermano. 

—Bien, me he resignado. Creo que seré tío en muy poco tiempo. —escuché la voz William y luego sus pasos desapareciéndo. 

—He llegado a la conclusión de que a William no le gusta que estemos juntos. —comentó Ryan divertido.

 —¡Darcy que subas ahora mismo! —la voz de mi prima resonó por el primer piso en donde me encontraba con Ryan. 

Mierda, lo había olvidado. Hoy Morgan tenía una cita con el chico guapo de al lado de la casa. Sinceramente me caía genial ese chico. Pero si hacía sufrir a mi prima, que se fuera olvidándo de lo bien que me caía. 

Al cabo de unos minutos, Ryan ya estaba partiéndo su coche para irse a su casa. Una ves la puerta cerrada corrí escaleras arriba para ir en ayuda de mi prima. 

—Aquí estoy. —le sonreí con la respiración agitada por haber corrido escaleras arriba. 

—No sé que ponerme. —gruñó frustrada. —Pero no quiero usar vestido. 

—¿Sabes al menos donde te llevará? —alcé una ceja mientras revisaba en su armario. 

—Dijo que era una sorpresa. —rodó los ojos. —¿Por qué los hombres siempre dicen eso? De verdad que me enfurece. 

—Son unos tarados... 

Fui interrumpida por el móvil de mi prima sonándo. Le hice un gesto y ella cogió su móvil descolgándo la llamada mientras que yo aún buscaba en su armario por algo de ropa. 

—¡Qué hay, papi! —chilló mi prima. Sonreí mientras sacába unos vaqueros negros ajustados. —Sí sé que es día lunes. 

Seguí buscándo entre el armario para encontrar alguna blusa pero aún así escuchándo lo que decía mi prima. Sí sé que soy una chismosa.

—No, claro que no voy a salir hoy. —la miré con el ceño fruncido mientras que ella se mordía su labio inferior con nerviosismo. —¡Qué sí, papá! Si estoy estudiándo.

Solté una carcajada y Morgan me fulminó con la mirada. Sí claro... ella estudiándo—nótese el sarcásmo—.

—Ugh, también te quiero. —sin esperar más cortó la llamada rodándo los ojos. —Aún no supera queme fui de casa.

—De la ciudad también. —hice una mueca. —Mira, he encontrado estos jeans. Póntelos. 

Sin esperar más la chica lo hizo mientras que yo seguía en busca de la blusa perfecta, hasta que la encontré. Era de color negro con algunos diseños. Gran parte de la espalda dejaba al descubierto. 

Se la pasé y esta rápidamente se la puso. Corrí a mi habitación y busqué entre mis zapatos unos negros con tacón. Una ves vestida, me dispuse a maquillarla, ya que el chico estaría aquí en cualquier momento. 

Una imagen de Delilah y los demás pasó por mi mente. Hace mucho que no hablo con ellos, más o menos una semana. Pero los entendía. Deberían estar ocupados con los exámenes para poder entrar a la universidad. Esa mierda debe ser muy estresante.

—Estas muy callada. —comentó mi prima mirándome con el ceño fruncido mientras yo la peinaba. —En que piensas.

—En que la universidad debe ser estresante. —rodé los ojos. 

—Ni que me lo digas. Estoy hasta la coronilla con la mierda de instituto y tan sólo pensar en la universidad hace que se me paren los pelos en punta. 

 —Estoy de acuerdo. Pero al menos tu tienes claro lo que quieres estudiar, yo no. 

—Aún tienes tiempo para pensar en ello. O tal ves seas una floja y te quedes en casa sin hacer nada. —soltó una risa. 

—Hey. —me quejé. —No seré una floja... ¿sabes? Creo que estudiaré Psicología. 

—¿Por qué?

—Me gusta ayudar a las personas. Tal ves no soy muy buena dando consejos, pero si estudio y me preparo, lo seré. 

—Me parece muy bien. —me sonrió. 

—De acuerdo. Estás lista. 

El tiempo pasaba y Morgan cada ves se ponía más nerviosa. Cuando se fue con Thomas, decidí ir a recostarme un momento.O tal ves dormir hasta mañana porque me encontraba muy cansada. 

Cerré mis ojos lentamente para dormir pero el idiota de mi hermano llegó a mi habitación a toda prisa y lágrimas en sus ojos. ¿Qué la habrá pasado? 

Me reincorporé en la cama y me hice hacia un lado para que el se sentara pero sólo negó tratándo de aguantar un sollozo. Me alarmé. William no el tipo de persona que llora por cualquier mierda. Entonces supe que era algo muy grave para que él estuviera de esa forma.

—¿Qué pasó, Will? —pregunté suavemente. 

—Los chicos... —murmuró y abrí mis ojos. 

—¿Q-qué pasó con e-ellos? 

—Scott, Fiorella, Max y... Delilah, han tenido un accidente automovilístico. 

Y todo mi mundo se vino abajo en cuanto aquellas palabras salieron de la boca de mi hermano. 

La hermana de mi ídolo 2: Midnight Memories. CANCELADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora