IEn tus ojos se encuentran
las verdades ocultas de un amor
apasionado, las cicatrices crueles de
un inolvidable pasado, la sangría
inconmensurable de las palabras
no dichas, y las llaves secretasde un tesoro sin desdichas,
el cual todavía mis pupilas,
de labriegos cristales, no
han visto aún en tu miradade amplios pastizales.
Ah pero en tus ojos con mis labios
buscaré mi sitio, lo bueno de todos mis males.II
Ah pero tus ojos, amor, tus ojos son ese espejo
en qué lo inescrutable e indescifrable no existe;
en ellos puedo ver lo que tu sonrisa y tu lengua
no son capaces de expresar: El aroma a petricor
que un día tuvo tu alma por las intangibles lágrimas,
que solo con un amor propio pudieron detenerse;
los motivos por los que mi desdicha te quiere más;
los relojes del tiempo que aun no hemos vivido;
la ceniza de un beso sepultado en el silencio;
los pájaros de tu vientre en calma, los astros
de tus ensueños, y el afecto que ha entretejido
el numen con el que ahora, escribirte puedo,
aun en los bloqueos más insoportables.III
Tus ojos son delatores de lo que escondes...
Lo sé porque cuando callas, y las palabras se enmudecen,
tus ojos hablan por sí solos; y tu voz, emerge como el alba
emerge en la mañana, de las penumbras de lo ausente.
Lo sé porque cuando estás en el silencio rotamente triste,
tus ojos como aguados reflejos sobre el agua nocturna,
como quebrados emisores de la tristeza, me lo dicen.
Lo sé porque cuando te enfadas, con brusca locura,
cómo las olas del mar que golpean el arenero,
tus ojos me golpean con la ira de tu dulzura.
Lo sé porque cuando estás feliz, eres una sonrisa,
una amapola de tí que en mí nunca se marchita.IV
En tus ojos, amor,
encuentro el nombre
que te dieron tus seguramente,
ya olvidados ancestros, antes
de ese día venturoso en quenacieras: El origen de tu existencia,
en tus ovalos se esconde. El nombre
de toda mujer se halla en sus ojos.