A Lorena GarcíaDebo ser el aprendiz que escudriñe y consuma,
de las tantas cosas que sabés, lo que aún
desconozco. Debo ser quien deba otorgarte,
lo eterno de mi tiempo, mientras dure éste
efímero deseo de mí y de ti, de ser inseparables.
Deben mis oídos, oír tu voz, tus palabras, en
medio del escandaloso ruido: Tal y como
escuchaba la música Beethoven (sin siquiera
oírla). Debe mi mano ser diferente a otras.
La que, cuando enojada estés y no quieras
que te tomen del brazo, te tome entonces del alma.