XXII

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Horacio y Volkvo estaban caminando juntos. El clima no era tan gélido como el otro día y esta vez, Horacio casi tiritando mientras se congelaba.

El viaje era silencioso, pues Volkov había estado pensando en silencio durante todo el camino y cada vez que Horacio quería abrir la conversation, volteaba hacia el ruso y se arrepentia cuando notaba lo concentrado que estaba.

Quizá estaba planeando que decirle a su padre cuando le aclarara que tal vez se estaba sintiendo atraído por alguien con su mismo aparto sexual.

"Oye, padre, soy gay. ¿Aún me dejarás la empresa, cierto?"

O tal vez no estaba haciendo eso.
Tal vez estaba tratando de controlar sus sentimientos, o más bien, de tratar de aclararlos con cloro mental, si es que eso es posible...

"No, no te gusta, solo es atractivo. Tu desearías ser así de atractivo y por eso crees que él te gusta fisicamente". Se discutía dentro de su cabeza.

Aunque no era solo físicamente.
O tal vez si, aún no lo sabía. La forma en que el contrario lo miraba lo hacía sentir como si fuera a gritar como una niña que está viendo a sus ídolos sin camisa.

Cuando Horacio le sonreía Volkov, él le correspondía con una sonrisa leve, sin embargo aquello era totalmente una mentira. Lo que en realidad sucedía era que Volkov apretaba la mandíbula, desviaba la mirada y soltaba un suspiro tratando de no comenzar a reír como un tonto enamorado.

Como un tonto enamorado.
Jah.. que gracioso.

Porque Volkov jamás ha estado enamorado, en realidad él no sabe como se que se siente, quizá por eso su corazón insiste tanto en querer confundir sus sentimientos. Porque en su interior luce como un pequeño niño asustado que tiene miedo de sentir algo que nunca antes había experimentado, sentado en una esquina, abrazando sus rodillas mientras suplica que no lastimen sus sentimientos.

Tal vez por eso se sentía tan nervioso y bajo presión aún cuando estaba caminando junto a aquella persona que conoció por casualidad en una aplicación que ni siquiera el había tenido la iniciativa de descargar.
Todo por culpa de Jack Conway.

"Jack Conway me hizo gay" pensó. Y luego eso sonó demasiado estúpido, incluso para su cerebro en tensión.

Negó con la cabeza sacudiendo sus ideas.

"Jack Conway encontró a Horacio, y después él me hizo gay" sí, eso sonaba mejor.

Sonaba mejor, pero terminaba siendo el mismo resultado.
Víctor Volkov suspiró.

—Hmm... Volkov —Horacio habló, adelantándose y deteniéndose frente a Volkov.

El ruso miraba al suelo, tratando de darle un fin a todas aquellas palabrerias en su cabeza, de pronto vio un par de zapatos, unos tenis sucios. Levantó la cabeza.

Horacio estaba a menos de un metro de su rostro.
Volkov entró en el estado de alarma, gritando internamente y lloriqueando a gritos dentro de su cabeza. Mostrando un gesto extrañamente serio en el exterior.

—Hemos estado caminando sin rumbo alguno —Mencionó riendo el de cresta. Mantuvo su sonrisa — ¿estás llevándome a algún lugar?

Volkov no habló, al menos no por 47 segundos.

Sí....
Sí, él contó los segundos...

—N-no, yo... —Volkov carraspeó cuando por fin algo sali óde su boca —. Es que creí que tu... que yo..

—Vale, no tienes ni idea, ¿no?.

Volkov negó con la cabeza, avergonzado en su interior, pero tratando de lucir lo más relajado en el exterior, lo cual estaba empeorando cada vez que dirigía su mirada hacia los labios del contrario.

Café Mentolado || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora