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[...]

No fue hasta que Paola dio otro jadeo desesperado mientras miraba a Conway.
No fue hasta ese momento que se dio cuenta de que había perdido el control ante una persona que inevitablemente lo ponía de los nervios cada vez que ambos estaban en la misma sala.

No era como si sintiera culpa. En realidad, entre más lo miraba, menos se identificaba con el sentimiento del arrepentimiento.

Pero tampoco sentía un gran orgullo ante la obra maestra que había hecho con la cara sangrienta de su peor enemigo.

Era... una sensación confusa que se ahogaba con los sentimientos que salían a flote con el paso de los segundos. Era la sensación de querer huir, combinados con el remordimiento de tal vez haber dejado muerto a este... molesto sujeto que robó todo lo que el ruso conocía .

Además de aquella pregunta...
Hecha con todas las intenciones de clavar una estaca en los deseos y pensamientos de Viktor Volkov.

"Yo sí quería casarme contigo... ¿tu no?"

Pero nada más que un decepcionante silencio abordó el escenario para arribar como una respuesta.

"Por supuesto que no", respondió V. Pero lo hizo en sus pensamientos, donde nadie más que su conciencia podría escucharle; "por supuesto que jamás quise casarme contigo, y por supuesto que jamás soportaría la idea de encadenar mi mano a la tuya por el resto de mi vida".

Entonces, comenzó a llorar. Porque todas las patéticas respuestas a sus problemas eran eso, llorar como si alguien comenzara a correr en algún momento para venir a rescatarlo.
Viktor fue un muchacho malcriado por un joven de ojos bicolores que ya no iba a venir a buscarlo, todo llegó al punto de su clímax y ahora lo único que podía hacer era deshacerse de sus problemas uno a uno.

-Yo nunca... -Habló, y Paola, sobre el suelo y con la cabeza de Conway en su regazo, lo volvió a ver. -Yo no...

No quería hacerle daño a nadie.
Jamás lo haría.

Jamás podría.

-Yo no te... amo.

Jamás querría. Pero esta noche, tuvo que hacerlo.

-Pero ahora que también sientes pena por él -Dijo, y jadeó ante sus sollozos para señalar a Jack -, tal vez él sí podría...

-¿Qué...? -Preguntó como si realmente no hubiese lo escuchado. Pero lo hizo, claro que lo hizo. -, ¿Qué... dijiste?, ¿Cómo podrías....?, Volkov, yo...

-Se su mejor amiga. -continuó - y pídele que te compre un hermoso vestido de bodas azul...

Temblando, la joven se levantó y dejó a Conway por en el suelo con cuidado, aún no podía entender del todo lo que hablaba su querido prometido. No quería entenderlo, pero algo en ella la forzaba a seguir escuchando para hundirla cada vez más y más...

Su enojo desapareció y ante ello solo pudo resignarse para gatear hacia el albino y tomar sus mejillas, repleta de una sangre ajena en la falda de su vestido.

-N-no... -Le dijo y se le acercó para mirarlo directamente a los ojos mientras negaba con la cabeza. -No, mi amor. No es así... lamento lo que dije, lamento gritarte, no estaba pensándolo bien...

Viktor agachó su cabeza para deshacer el contacto visual, y luego tomó sus manos para apartarla.

-Nunca podría... sentir nada... por ti.

-No... Viktor.... -Una vez más lo tomó, esta vez por los hombros para forzarlo a mirarla - escúchame, te perdono y se que Jack te perdonará, encontraremos una forma de convencer a tu padre, -comienza a agitar sus hombros, para moverlo de adelante hacia atrás, desesperada- ¡no puedes hacerme esto, Viktor!, ¡no puedes humillarme así!, ¡al menos mírame cuando te hablo!

Café Mentolado || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora