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Silencio.

No hubo respuesta por parte de Shotaro. Así estuvieron por unos momentos, y justo cuando el delta iba a volver a hablar, la tierna voz de Shotaro se escuchó.

¿Te molesta? —preguntó desanimado. 

—¡Para nada! E-Es solo que...—suspiró—nadie que no fueran mis papás me habían tratado así. Me hace sentir, especial.

¿Y no lo eres?

—Bueno... no lo sé. 

Para mi... Sungchannie es muy especial—dijo en voz baja Shotaro, pero siendo lo suficientemente audible para el delta. Su corazón latía muy fuerte, y esas mariposas que sentía en su estómago volvieron a revolotear.

—Taro también es especial para mi—sintió como su rostro comenzó a sonrojarse a más no poder.

Nuevamente, el silencio gobernó. ¿Lo había dicho o lo había pensado?

Channie...—habló el omega.

Sungchan ya no podía aguantar no ver a Shotaro. Necesitaba verlo, ver su linda sonrisa, ojitos y rostro sonrojado. Necesitaba estar con él. Se comenzó a sentir muy nervioso, ¿estaba bien lo que iba a decir?

—¡Taro, sal conmigo mañana!—alzó la voz antes de que Shotaro volviese a decir algo.

¿Enserio?

—S-Sí—afirmó tímidamente. Unos segundos de silencio pasaron antes de recibir una respuesta.

Me encantaría—respondió mientas reía tímidamente. Y así, se pusieron de acuerdo en dónde y a qué hora se encontrarían. La llamada terminó a las 6:45 de la mañana, aunque que les hubiese gustado hablar por más tiempo.



[...]



La hora había llegado, Sungchan pasaría por Shotaro y  juntos tomarían un autobús hasta un centro comercial que estaba cerca de donde este último vivía. Cuando salió de ducharse, vió su reflejo en el espejo que había en el baño, en una de sus manos sostenía un frasco el cual contenía sus supresores.

¿Debería utilizarlos?

A pesar de usarlos, su asqueroso aroma seguía ahí, solo que menos fuerte. Él no quería que en su cita con Shotaro lo miraran mal e hicieran comentarios desagradables. Quería que esta salida fuese especial.

¿Debería utilizar doble supresor?

Su mente era todo un debate. Pero en medio del desorden que tenía en su cabeza, un recuerdo vino a ponerle fin. ¡A Shotaro y a mi nos encanta! Sus mejillas poco a poco se sonrojaron. Salió del baño y guardó el frasco en el cajón de su buró. Sin más, fue a su armario y trató de formar su mejor outfit. Cuando terminó de arreglarse tomó su teléfono y llaves para después dirigirse a la entrada de su casa. Iba pasando por la sala cuando una voz lo hizo detenerse.

—No puedo creerlo. Jung Sungchan va a salir un sábado en la noche—dijo Minho mientras observaba a su hijo con una sonrisa.

—Déjame adivinar, vas a salir con... ¿Shotaro?—habló Jisung haciendo que las mejillas de su hijo comenzaran a sonrojarse—Por tu reacción voy a suponer que es así.

 𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚  [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora