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— Papi... — Shotaro llamó a su padre, el cual se encontraba sentado en uno de los sofás de su casa muy entretenido en su celular. El joven Osaki se acercó y se sentó a lado de Yuta, recostando su cabeza en el hombro del alfa teniendo una buena vista hacia el teléfono de su padre. — ¿Con quién hablas?

— Con alguien. — respondió su padre sonriendo mientras apagaba su teléfono para después pellizcar con amor la nariz de su bello hijo. El omega sabía que algo le trataba de ocultar, pero no iba a obligarlo a hablar... no por ahora.

Pasaron unos segundos de silencio cuando el omega volvió a hablar.

— Papi, ¿podemos hacer sushi? — preguntó el omega haciendo un puchero, intentando lucir lo más tierno posible para poder convencer a su padre. Quien no se pudo negar ante tan hermosos ojos.

Después de un rato, padre e hijo ya se encontraban terminando de cenar. Yuta fue el primero en levantarse y comenzar a recoger todo lo que habían ensuciado.

— ¿Vas a querer llevarle sushi a ese delta? — preguntó el alfa mientras le entregaba el último plato a su pequeño omega, el cual se estaba encargando de secarlos con un trapo. Ante aquella pregunta, Shotaro se sobresaltó y al instante se sonrojó. Su padre lo había atrapado.

Por la reacción de su hijo, Yuta se rió por lo tierno que era. Siempre se preguntaba qué cosa tan buena había hecho en su vida como para merecer a tan hermoso hijo.









[...]








A la mañana siguiente, Shotaro y su omega estaban más que emocionados. Ese día trataría de acercarse a "su" delta, como diría su omega. Había estado planeando el hablarle sin ponerse nervioso, pero para ser honestos eso era algo imposible... pero, trataría de manejarlo.

El timbre que anunciaba el inicio de su receso sonó, y con él, los alumnos poco a poco comenzaron a levantarse y salir del salón de clase.

— Taro, levántate y vamos a almorzar, que tengo mucha hambre. Estudiar me quita mucha energía. — se quejó DongHyuck mientras tomaba la mano de Shotaro e intentaba levantarlo.

— Ve tu primero Sunshine, en un rato te alcanzo. — respondió Osaki sonriendo, convirtiendo sus pequeños ojos en dos medias lunas, contagiando su sonrisa a su amigo el cual no preguntó más y salió corriendo en busca de su almuerzo.

Para ese momento, su salón ya estaba casi vacío, en él solo se encontraban Shotaro y Sungchan, el cual siempre pasaba ahí sus minutos de receso, ya que trataba de evitar tener las miradas encima suyo.

Después de unos segundos de plática interna con su omega, quien trataba de darle confianza y ánimos, Shotaro se levantó con un pequeño toper en sus manos y se colocó a un lado de la mesa de trabajo de Jung. No sabía qué hacer, ya que el delta se encontraba con los brazos cruzados y puestos sobre la mesa mientras recostaba su cabeza en ellos, sus ojos se encontraban cerrados.

El corazón de Shotaro comenzó a latir más rápido, le gustaba la imagen frente a sus ojos. Fue ahí cuando una voz dentro de él habló.

Tómale una foto. — y si... ese era su omega con ideas locas.

— ¡No! Eso no está b-

¿Acaso no te gusta lo que estás viendo?

— Si... pero-

Hazlo.

— Pero-

Sólo hazlo. — y esa fue la ultima palabra de su loco omega, pero lo peor fue que obedeció ante esa idea y con todo el nerviosismo del mundo, Shotaro sacó su teléfono de la bolsa de su pantalón, revisó que su teléfono estuviera en vibrador para que nadie se diera cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

Shotaro tenía emociones encontradas, una parte de su mente le recalcaba que eso estaba mal y no estaba respetando a Sungchan, pero, no iba a negar que se sentía un poco feliz.

Guardó su teléfono y le dio una última mirada al delta que se encontraba dormido. Para ese momento, estaba más que claro decir que su rostro ya estaba sonrojado.

Suspiró y con toda la valentía y confianza que le había dado su omega antes de todo lo sucedido, tocó el hombro de Sungchan intentando despertarlo. No pasó mucho tiempo cuando los ojos del contrario comenzaron a abrirse, haciendo que el omega de Shotaro moviera su cola con tanta emoción.

Cuando Sungchan abrió completamente sus ojos, no sabía si estaba en un sueño, ya que un ángel estaba parado frente a él. Aunque, no se sorprendería de estar en uno, porque en los últimos dos días, aquel omega con olor a cerezas había aparecido en ellos, sin falta alguna.

Shotaro, al ver al delta que tanto quería recién despierto, sintió cómo sus piernas comenzaban a temblar.

Hasta recién despierto se ve perfecto.

Después de unos segundo de estarse observando, el omega fue quien decidió hablar primero.

— Umm... perdón por molestarte... p-pero... — los nervios de Osaki comenzaron a jugar con él. Y mientras él tenía problemas para saber qué decirle a Sungchan, este se encontraba perdido en el bello y sonrojado rostro del japonés. Sus ojos bajaron hasta las manos contrarias, encontrándose entre ellas un toper de plástico. Shotaro al notar aquello, estiró sus brazos haciendo que el recipiente quedara frente a Sungchan.

— E-Es para t-ti... g-gracias por ayudarme. — dijo tratando de evitar la mirada del delta.

Para ese instante, Sungchan podía jurar que en cualquier momento moriría, ya que no era normal que su corazón latiera tan rápido.

Su intención no era enamorarse de Shotaro, pero este no ponía de su parte.
















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Publicado: 02/09/21

Editado: 02/01/22

 𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚  [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora