𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚 [en edición]

03

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Ese día, Shotaro había llegado al colegio demasiado temprano, ya que su padre le había dicho que tenía que arreglar algo de su trabajo desde temprano. Al omega no le molestaba, pero para ser honesto, no le gustaba estar solo.

Después de un tiempo, escuchó como la puerta del salón se abría y fue ahí donde sintió cómo su omega inmediatamente se levantó al sentir un aroma que le gustaba y le llamaba la atención.

Sabía perfectamente quien había entrado. Era su delta. A Shotaro no le gustaba ser posesivo pero su omega así había decidido llamarle, y cuando este se decidía por algo, nadie lo hacía cambiar.

Sungchan se detuvo unos segundos antes de entrar y sentarse en su respectivo lugar, sin decir ni una sola palabra.

El joven Osaki podía sentir como su omega meneaba su colita de un lado a otro, con una obvia alegría.

— Deberías hablarle. — habló el omega de Shotaro haciendo que su parte humana comenzara a ponerse nervioso.

— N-No puedo.

— Claro que puedes, debes de poder. Tenemos que empezar a hacer nuestros movimientos si queremos tener a ese delta con nosotros, ¿acaso no te gusta? — trató de darle confianza.

— S-Si...

— ¿Entonces?

— Pero, no s-se que d-decir.

— Inicia con algo normal, dale los buenos días.

Osaki miró hacia donde estaba Sungchan, el cual estaba escribiendo algo en su libreta, al parecer no había hecho su tarea. El japonés se sentía muy nervioso, sus manos sudaban y ya podía imaginarse sus mejillas coloradas, coloradas.

Limpió sus manos para después dar un suspiro. Tuvo que sacar valentía de hasta donde no la tenía para, finalmente, decidirse a hablar.

— B-Buenos días. — esa oración se escuchó casi como un susurro pero fue lo suficientemente audible ya que aquel alto chico dirigió su mirada hacia él.

Cuando ambas miradas se encontraron, Shotaro sentía como su omega se desmayaba de la emoción ante su tremenda mirada. Su cuerpo comenzó a temblar, no sabía si era por los nervios, por la emoción o por miedo.

Sungchan regresó su atención hacia su libreta para volver a escribir. El omega bajó su mirada sintiéndose un poco triste al no recibir respuesta alguna por parte del delta que tanto quería. Unos segundos de silencio pasaron cuando una voz que no era la del omega sonó.

— Buenos días. — si el omega de Shotaro estaba más que feliz con solo tener su atención, ahora que Sungchan le había respondido, se sentía en el cielo. Era tanta su felicidad que inconscientemente comenzó a desprender mucho más su aroma a cereza.

El joven Jung dejó de escribir. Desde el primer día que entró a ese salón de clase un aroma en específico le encantaba. Sabía que aquel adictivo aroma era de algún omega, pues era algo dulce, sin embargo, no le empalagaba en lo absoluto, al contrario, lo disfrutaba y le tranquilizaba.

El corazón de aquel delta comenzó a latir más rápido de lo normal.

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Publicado: 02/03/21

Editado: 01/31/22