Y entonces llegó el otoño del 2067, el clima helado comenzaba a notarse, dejando atrás los tenues cálidos del verano.
Habría preferido no levantarse esa mañana, pues luego de una pesada noche de desvelo al lado de su padre presupuestando las utilidades de los trabajadores para entregarlas a fin de año, lo último que quería era asistir muy temprano a una agotadora jornada de clases privadas de 9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, seguido de una comida rápida para poder asistir a una junta de consejo y después una cena con los ministros de Hungría que no sería más que una plática de negocios... eso, o un intento más de los ministros por convencer a Britania de que su hijo era el mejor partido para ella. Y pensar que la pobre solo tenía 17 años.Se levantó pesadamente de su cama, no sin antes sentarse al borde de esta y mirar hacia el exterior por las enormes puertas de su balcón, que desde ahí podía ver prácticamente todo hasta las montañas que limitaban sus tierras a lo lejos. Todo ese perímetro repleto de gente que pronto seria suyo y tendría que dirigir y gobernar. Eso era sus dos países unificados, más allá de lo que sus ojos podían ver. Mientras se deleitaba con la preciosa vista, Eikko le calzaba las pantuflas reales y la envolvía en su bata de baño. Liesel se encargaba mientras tanto de recitar los deberes y actividades del día para la princesa, los cuales ella ya sabía de memoria. Alita y Nayra ya habían abierto todas las cortinas de la habitación y preparado el baño para una rápida ducha calentita que la despertara, por lo cual el vapor ya emergía del mismo con urgencia, llamándola a que de una vez se apresurara para comenzar con ese largo día.
—Cuando te encuentres lista, alteza, avisare a madame Dubarry para informarle que bajaras a clases. Ya me encargué de que una sirvienta te traiga el desayuno.
La princesa le agradeció con una ligera sonrisa y unos ojos medio cerrados, los cuales talló para alejarse el brillo del sol que amenazaba con dejarla ciega con su destello mañanero. Eikko deshizo la trenza floja que le había hecho la noche anterior para dormir y con eso ya estaba lista para entrar a darse un baño, mientras las doncellas se escabulleron al vestidor gigantesco de Britania para buscarle el atuendo apropiado de esa media mañana, así como accesorios, zapatos y una primordial tiara de las decenas que poseía, pues no podía faltar en su outfit diario.
Brit se acercó al espejo de cuerpo completo a un par de metros de su cama, y recitó lo que ya era como un mantra para ella, como cada día, al despertar. Clavó la mirada y se dirigió a su propio reflejo.
—Eres Liesebeth Britania Rothschild. Según la línea sucesoria, serás la próxima gobernante de Alterra. Además, serás la primera reina emperatriz que lo hace sola. Nadie sobre la faz de la Tierra es más poderoso que tú.
Y dicho eso, como si de un escudo protector se tratara, se sintió lista para afrontar otro día más de vida y se dirigió a su caliente baño.
Portaba un simple vestido rosa pálido de mangas largas transparentadas y en globo, una tiara delgada sobre su cabellera suelta y en ondas; y aun así irradiaba luz. Era como si estuvieran parados junto a una muñeca, junto a algo irreal y sagrado. No le apetecía mucho desayunar, así que del alimento llevado a su habitación —pues no tenía caso desayunar sola en el comedor real—, solo se limitó a picar unos cuantos cubitos de papaya y se tomó el jugo casi obligada. Así que 30 minutos antes de las 9 ya estaba esperando a que llegara su institutriz: una mujer cuarentona y un poco amargada, de esas con lentes de secretaria que creen saberlo todo y estar siempre en lo correcto. Pero no era tan gruñona, solo un poco excesivamente entregada a su trabajo.
Había días, incluso meses, en que la princesa sentía que el peso con el que cargaba era demasiado para una sola persona. Al pasar por uno de los enormes pasillos de palacio, se detuvo donde reposaba un gigantesco cuadro pintado. Una hermosa niña con rasgos parecidos a los suyos le miraba con una sonrisa preciosa. Cuando Britania era pequeña, solía estudiar el cuadro e imaginar en cómo sería su hermana cuando creciera. A juzgar por la fecha, debía tener unos cuatro años cuando la retrataron en aquella pintura, quizá poco antes de su secuestro. Y, como eran casi dos gotas de agua, a veces sentía que era su eco.
—Si tan solo no te hubieras esfumado... y habrías sido tu —miró con cierto desdén el retrato pintado de su hermana gemela, para luego dar media vuelta y seguir su camino.
Cinco horas después tenía metida la cabeza en su libreta de apuntes, mientras DuBarry caminaba frente a ella haciendo preguntas, como si de un tipo de examen oral se tratara.
—¿Cuál fue el motivo de la invasión en la Tercera guerra mundial, alteza?
—El dinero. Estados Unidos debía un montón de dinero al banco Internacional que no podía pagar después de que su moneda, el dólar, cayera en picada y fuera devaluada.
—Excelente —respondió la institutriz, con una sonrisa de aprobación—. Cuando Estados Unidos se vio incapaz de pagar la enorme deuda, en el año 2021, Corea del norte y Corea del sur se aliaron por primera vez aprovechando su vulnerabilidad tras el ataque de un virus mortal, y así dar paso a la invasión, fingiendo ayudar a dicho país. Conservaron una imagen pasiva durante varios años, pero no era más que una fachada. Los chinos tiraban de los hilos, haciendo valer su influencia en los grandes actos políticos y condicionando la aprobación de leyes en su favor, así como atacando silenciosamente con más virus letales, drogas y bombas auditivas. China tomó ventaja usando la tecnología estadounidense mezclada con la propia para empezar a atacar países del continente europeo, con la excusa de que estos habían atacado primero, cuando realmente ellos mismos cometieron auto atentados. La excusa perfecta. Por desgracia para ellos, así no se recuperó el dinero, ya que tanto América del Norte, Centro y Sur estaban en la bancarrota y Europa, al descubrir las tracañuelas de China se involucró para ayudar al continente americano.La institutriz pasó alrededor de la princesa a paso lento. Britania se sentía como un ratón a la vista del halcón que va trazando círculos cada vez más cerca.
— ¿Tiene algo más que añadir?
—Si. Como no tenían tantos amigos en aquella época, pues el emperador se había ganado el desprecio de medio mundo, habían tardado (Corea del Norte y Corea del Sur) cinco años en ponerse de acuerdo y dejar sus diferencias para dar el gran golpe, y aquello ya había sido suficiente trabajo; no habían tenido ocasión de establecer alianzas con otros países, y entonces, se toparon con el rival número uno de Alemania en la guerra anterior.
— ¿Y ese era...?
—Rusia. Y con esto, se dividieron en dos grupos: los Opresores, conformados por todo el continente Chino, Rusia y algunos países de oriente; y los Libertadores, uniendo a Francia, Italia, España, Alemania e Inglaterra. Suiza como siempre, se mantuvo neutral.
—Correcto. Rusia al formar parte de los Opresores intentó expandirse en ambas direcciones y fracasó miserablemente, pero su falta de éxito dio a los Libertadores la ocasión de contraatacar. ¿Cómo?
—Toda Norteamérica se unió para combatir contra los opresores, atacando desde adentro conformando una resistencia.
La invasión china hizo que varios países, en particular en Europa, se alinearan y establecieran alianzas. Hubo millones de pérdidas, tanto civiles, militares, así como económicas; por lo que decidieron derrocar el comunismo y socialismo en la mayoría de los países, y en algunos otros, donde ya no existía la monarquía, se volvió adoptar ese antiguo poder por sobre sus habitantes, así como en Rusia, Italia y Francia. Aquello, de alguna forma, para salvaguardar lo poco que quedaba, llevó a la fundación de nuestra nación, pero no sería hasta dos generaciones más adelante, que nuestra madre patria Inglaterra se unificó con Alemania al ocurrir el matrimonio de los dos reyes actuales, es decir, mis padres.
—Así es... Y cuando se firmó el nuevo tratado de paz, ¿Qué nombre se le puso a nuestra adorada y muy amada nación? ...
—La nueva nación de Alterra.DuBarry sonrió, orgullosa; y con dicha sonrisa se dio por terminada la extenuante clase de ese día.
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CORONA DE ROSAS- La princesa blanca
Romans¨Eres Liesebeth Britania Rothschild. Según la línea sucesoria, serás la próxima gobernante de Alterra. Además, serás la primera reina emperatriz que lo hace sola. Nadie sobre la faz de la Tierra es más poderoso que tú¨. Ella solo quiere ser feliz...