Las Personas Normales no hacen Negocios

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Capítulo 3

Dayana seguía siendo guiada por la chica de pelo café a través de la multitud, hasta que llegaron a la entrada de la estructura rectangular que había visto a la distancia, pero mirarla desde lejos no se podía comparar a lo que se veía cuando estabas dentro. Eran líneas tras líneas de pisos y en medio de toda la estructura había una especie de patio un jardín espectacular, pero lo que llamó la atención de la rubia fue la plataforma de cemento en medio de la plaza.

Una cantidad exorbitante de bancas habían sido colocadas a los cuatro lados de la plataforma, para que los espectadores pudieran observar el cuadrilátero que estaba sobre esta.

Un montón de jóvenes gritaban y animaban a petición del maestro de ceremonias que estaba en medio del cuadrilátero con un micrófono en manos. La chica de pelo café, Ayrin la sentó en una de las bancas que estaban puestas en el segundo piso de uno de los edificios que conformaban la estructura.

La rubia estaba totalmente confundida y sorprendida. ¿Qué evento estaban esperando todos? ¿Por qué estaban reunidos en ese lugar después del caos que hubo tras el humo que había cubierto el campus a tan buena mañana?

-¿Q-qué esta sucediendo? -preguntó Dayana, finalmente permitiéndose hablar a través de su garganta temblorosa.

-Ya lo veras -respondió una voz, pero para la sorpresa de Dayana no había sido la voz de la chica de pelo café, Ayrin, sino la voz del pelinegro, el amigo de la chica, el tal Damian.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó Ayrin a su amigo, con una ceja alzada.

-No encontré al presidente para pedirle las llaves de los casilleros -le respondió el pelinegro mientras se metía las manos a los bolsillos y sacaba una billetera y su celular-. ¿Puedes cuidarme esto? No quiero dejar esto por ahí.

Ayrin asintió con la cabeza y metió la billetera, el celular y el reloj de Danilo dentro de su mochila.

-Te alcanzo al rato -se despidió él y volvió a perderse entre la multitud.

-¿Adónde va? -preguntó Dayana, después de haber perdido de vista al pelinegro.

-¿Damian? A su club -le respondió Ayrin, mientras estiraba el cuello para poder ver mejor la plataforma del primer piso. Parecía buscar a alguien.

Eso no ayudó para nada a la rubia, seguía igual de confundida. ¿Los clubes tenían actividades ese día?

En eso una voz a través de los parlantes llamó la atención de la rubia.

-Bienvenidos, jóvenes, al nuevo semestre del año, como es tradición, el club de artes marciales mixtas de nuestra universidad dará apertura a sus actividades como los anfitriones de este año. A continuación, los capitanes de nuestro club y el club de la universidad de carreras técnicas presentaran a sus campeones para este año. Natanael Grimm, alias la cobra, Zeke Dominik, alias diablo rojo, suban al cuadrilátero y presenten a sus chicos.

El primero en poner pie en el cuadrilátero fue un chico fornido con pelo pintado de color rojo carmesí, estaba vestido en unos pantalones de ejercicio con el logo de Adidas escrito a lo largo de la pierna derecha, con una camisa manga corta color negro, muñequeras rojas en ambos brazos y tenis de la misma marca que el pantalon de color rojo. En la esquina opuesta, subió un chico más flaco que el de pelo rojo, su cabello era rubio, pero su perfil era tan afilado que Dayana no podía evitar pensar en los dientes letales de una cobra. Estaba vestido con una sudadera verde musgo y pantalones deportivos marca Nike, con tenis blancos de la misma marca.

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