Capítulo 9: Emma y el superhéroe

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Ladybug lanzó su yo-yo y atrapó a una anciana a tiempo, justo antes de que fuera ingerida. La dejó a salvo en la azotea de un edificio y volvió con Chat Noir, que se había encaramado al poste de un semáforo. La calle estaba desierta; bien porque los héroes habían evacuado a todos cuantos habían podido, o porque la masa se los había llevado consigo a su estómago.

—¿¡Alguna estrategia, mi lady!? ¡Esta cosa no parece hartarse de comer! —dijo Chat con una mueca sufrida, señalando a la masa que se acercaba calle arriba.

—Lo he mirado por todas partes. El akuma solo puede estar en un sitio... —dijo Ladybug en tono lúgubre, señalando después a la masa que se abría y absorbía un autobús vacío.

—Bromeas. ¿¡Ahí!? ¿En... ¡su boca!? ¡Nos tragaría enteritos!

—¡Quizás tengamos que dejar que se nos trague!

Justo cuando decía eso, contemplaban cómo el autobús se atascaba a mitad de ser engullido. La masa rosa no conseguía tragarlo del todo, así que lo escupió, lanzándolo hasta el final de la avenida. Ladybug y Chat Noir sintieron un escalofrío cuando vieron medio autobús convertido en piedra de tono rosado.

—Aah... ¿Crees que eso es lo que pasa cuando te cubre de babas ahí dentro...? —preguntó Chat Noir con gesto atemorizado.

Ladybug tragó saliva.

—Madre mía... Madre mía, Chat Noir, ¡no podemos dejar que se nos trague! ¡Nos convertiremos en piedra rosa! —dijo ella, chillando frustrada.

—Ladybug..., esto no te va a gustar...

—Ya, ya sé que no tenemos plan. ¡Déjame pensar un poco más!

—No... Me refiero a...

Chat Noir le señaló a la masa rosa, que de pronto se había hecho varios metros más grande, y se acercaba a ellos a mucha mayor velocidad. El superhéroe agarró a Ladybug por la cintura y utilizó su catmóvil para llevarlos lejos de allí.


[...]


—¡Mira, Emma! ¡Allí están! —exclamó Bibi, agitando a su amiga por los hombros y señalando a la pareja de héroes, que acababan de saltar de un semáforo para huir de la masa rosa.

—¡S-sí! Será mejor que nos marchemos ¡ya! Ese monstruo se ha hecho muchísimo más enorme, Bibi... —dijo Emma, que seguía preocupada por su familia y por ellas mismas, observando desde un callejón a una distancia segura.

—¿Adónde han ido? ¡Ah! ¡Ahí! ¿Sabrán ya cómo detener a la masa? —Bibi estaba haciendo fotos con una cámara analógica, intentando centrar el objetivo en Ladybug sobre los tejados.

—¡Bibi! —Emma la agitó por el hombro, muy alterada—. ¡Ya has visto ese autobús! ¡E-es muy peligroso estar aquí!

—Solo tenemos que quedarnos lo suficientemente lejos. ¡Seguro que lo solucionan antes de que se acerque!

Emma emitió un ruido nervioso, apretando los dientes con una mueca asustada.

—¡Vamos! Nos esconderemos en esa tienda de allí enfrente. ¡Podemos mirar a través del escaparate!

Bibi cogió la mano de Emma y echó a correr, arrastrándola con ella. No contaban con que la masa también se movía mucho más rápido, y parecía haberlas avistado en la distancia con apetito insaciable. Y entonces Bibi tropezó. Cayó de boca al suelo y Emma de rodillas, unos pasos por delante. La masa estaba a punto de llegar hasta ellas. Emma sintió cómo la cuerda del yo-yo tiraba de ella y la lanzaba lejos del camino, y también vio a Chat Noir saltar junto a Bibi para ir a ayudarla. Habría escapado subiendo en su bastón a toda velocidad, pero la masa sacó una enorme lengua rosa de su interior que no tenía antes, y ambos cayeron sobre ella. Aún estando la lengua desplegada, Ladybug se apresuró a lanzar su artilugio para enrollar con él a Chat Noir y a Bibi, pero no tuvo tiempo de arrastrarlos hacia ella. La masa aspiró y Ladybug no tuvo fuerza suficiente para evitar ser absorbida hacia sus adentros.

🐞 MLB: Descubriendo a mis héroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora