CAPITULO 9: RESENTIMIENTO

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-Sesshomaru cálmate no es lo que piensas, ni se le parece.

-¡Eres una insolente! ¡Pagaras por tu falta de respeto!

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No tolerare ninguna falta por parte de mi mujer y mucho menos en mis narices, la tome del brazo casi arrastrándola hasta la habitación ignorando sus molestos chillidos.- Te quedaras aquí hasta que entiendas tu lugar. – Salí dejándola encerrada y con órdenes a los guardias de no dejarla salir bajo ningún motivo.

Yo soy el Youkai mas fuerte y hago lo que quiero, tomo lo que quiero y nadie va a pasar por sobre mi autoridad, ese bastardo de Inuyasha se atrevió a venir a mis tierras y dirigirse a mi mujer.

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La ventana con vista al jardín ha sido mi único contacto con el mundo exterior los últimos tres meses, si antes no se me permitía salir más allá del castillo ahora no puedo siquiera salir de la habitación que comparto –en ocasiones- con Sesshomaru, desde la visita de Inuyasha me ha dejado aquí, me traen la comida y Rin puede venir a verme en contadas ocasiones, ya conozco de memoria cada rincón de la habitación y del baño, mi vida se ha reducido a esto por un estúpido malentendido que no tuve la oportunidad de explicar y defenderme.

Aquí no se me ha permitido ningún derecho, Sesshomaru viene algunas noches a dormir conmigo, yo ya ni intento hablar con él, no me escucha, no le importa lo que tengo para decir, y yo siento que perdido la voz y la alegría, la única razón por la que sigo levantándome en las mañanas es el hijo que llevo dentro de mí.

Si fueran más fuerte podría huir de aquí, pero si intento escapar los youkais del palacio me atraparan en cuanto ponga un pie fuera de esta habitación.

Me encontraba sentada frente a la ventana acariciando mi vientre cuando lo escuche entrar, ni siquiera merece que lo mire.

Ya estoy cansada.

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Desde el día que Inuyasha estuvo en mis tierras he mantenido a la miko cautiva en la habitación con el pretexto de que es un castigo por haberme irrespetado pero la verdad es que siento temor de que se vaya con el hibrido y me deje.

El gran Sesshomaru padeciendo este tipo de inseguridades, que patético me he vuelto y todo por causa de esa mujer.

Le he causado mucho sufrimiento durante este tiempo, ya no sonríe, ya no habla y sus ojos reflejan una profunda oscuridad, no suelo ir muy seguido a dormir con ella porque me carcome el alma escuchar sus sollozos, inclusa llora cuando está dormida, quiero pedirle que me perdone pero cada vez que lo intento mi orgullo me gana y termino tragándome mis palabras.

Dejar el orgullo de lado no fue lo que mi madre me enseño.

Ya falta poco menos de un mes para que el cachorro nazca y ese será el preciso momento en el que Naraku atacara, justo ahora no puedo permitirme ceder a emociones.

Entre a la habitación con una vaga esperanza de encontrar a la chica que deje aquí hace tres meses, pero solo estaba la persona en la que la he convertido, no se voltea siquiera para verme.

-Kagome. –No contesto solo giro un poco la cara viéndome por encima del hombro, puedo notar la tristeza y quiero abrazarla, pero en ese estado es probable que me rechace.- Karina me ha dicho que no has querido el desayuno.

-No me sentía bien para comer.

-¿Te has sentido enferma?

¿Realmente te importa? –Ella no intenta ocultar el desprecio en sus palabras, se dio vuelta aun sentada en el piso quedando de frente a mi acariciando su pronunciado vientre.- ¿Te importa lo que a nosotros dos nos ocurra? –De nuevo la ironía en su voz.

ALGUIEN A QUIEN PROTEGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora