CAPITULO 13

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Llegamos a el lujoso apartamento de mi jefe y Lulú sale de la cocina secando sus manos.

-Me vas a decir en este momento donde estabas, William Zaid.

-Ya nana, deja de decir mi nombre así - dice nervioso.

-Donde estabas - insiste su nana.

-En casa de Kayla, allá dormí - ahí es cuando se percata de que estoy aquí con un bolso donde tengo la ropa para dos días.

-Oh, Kayla hija ¿como estas? Como te trata la vida mi amor - estruja mis cachetes como bebé y William bufa.

-Bien gracias a Dios, y usted señora Lucía?

-Nada de señora, pero estoy de maravilla mi niña, ¿quieres comer algo?

-No - es William el que responde por mi y al parecer ella sabe a que he venido, bajo la cabeza con un poco de vergüenza y ella me da un beso en el mejilla

-OK, cuando se les apetezca algo llaman o puede venir ustedes por ello, solo no dejen la cocina como casa de puerco por que se las ven conmigo.

Se corre hacia atrás y señala con sus dedos del medio y el índice, sus ojos y luego a nosotras. Se ve muy graciosa.

William comienza a caminar en dirección a su habitación y la nana lo para.

-William, aquí estuvo la estirada de tu prometida, ya le dijiste que llame para saber cuando estas aquí, que la odio y no la soporto y que no me agrada verla por aquí? - pregunta la nana con las manos en la cintura como una taza, esperando su respuesta.

-No he hablado con ella nana, cuando la vea le hago saber que es la persona más desagradable para tus ojos.

-Si dile eso y todo lo que te dije, tal cual, no entiendo como tu madre te pudo haber buscado tal cosa para que sea tu compañera de vida - tira la toalla de la cocina sobre el mesón con notable frustración.

-Ni yo - murmura mi jefe - Vamos - toma mis cosas y empieza a caminar mientras yo lo sigo, deja el bolso en su habitación.

-vé a la última habitación y esperame desnuda.

Iba a protestar, pero recordé la estupidez que firmé.

Salí de la habitación y llegué a donde el me había indicado, tenía una cama con las esquinas altas, y muchos cajones, las cortinas eran blancas, al igual que las sabanas, habían dos puertas que iba a curesear, pero escuché los pasos de William, así que me deshice rápidamente de mi ropa y lo espere al lado de la puerta.

-Tumbate en la cama

Me acerque a la cama y hice lo que me pidió, mis piernas pegadas y mis brazos abajo.

-Te voy a follar no a examinar, pareces un paciente de hospital en esa posición - bufo - separa las piernas.

Lo hice, mirando su cuerpo mientras el se quitaba su camisa, mis ojos bajaron a ver la tienda que se formaba en su pantalón.

Se acercó a mí rozó los pesones con sus yemas - No me gusta repetir las cosas Kayla, no me hagas enojar y no te darás problemas, solo hazme caso, en todo lo que te diga.

Yo lo escucho sin pronunciar una sola palabra.

-No te acerques a ningún hombre - se acerca a mi y comienza a tocar mi clítoris - me dirás todo lo que haces en el día sin omitir ningún detalle, estarás dispuesta a usar los juguetes que yo quiera, sabes que yo mando en tu cuerpo, y puedo hacer con el lo que quiera, como no leíste el contrato no sabrás todo lo que puedo hacer contigo, pero en el proceso te lo haré saber, te salvas de que no me gustan los piercing, por que si no adornaría tu cuerpo con eso, cada que quisiera, ya que no tengo restringido ninguna parte de el.

Un contrato con mi jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora