CAPITULO 14

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Terminamos de comer y subo a la habitación detrás de él.

-Cuál será mi habitación?

-Pues obvio esta.

-No quiero quedarme en la misma habitación que usted.

-Esta no es mi habitación Kayla, ves algo mío por aquí?

-Oh.

Es lo único que puedo pronunciar

Miró a mi alrededor y es muy grande y espaciosa, pero no hay nada personal de él.

-Ya has estado en mi habitación.

-No recuerdo.

-Te iba follar en mi balcón.

Es cierto, recuerdo que estaba semi desnuda.

-Bien, mañana hay trabajo.

Se levanta de la que ahora es mi cama y yo me separo de la puerta para no tener ningún roce con él.

Quiero seguir pareciendo indiferente.

Sale de la habitación y yo me acomodo en la cama mirando la gran lámpara que tiene colgada en el centro del techo.

Doy vuelvas en la cama pensando como mi vida cambió en menos de dos meses por mi jefe.

Lo conocí finalmente, pues el me conocía y yo no, o tal vez sea que no lo recuerdo, en fin lo conocí, le estrego mi vieginidad por una apuesta ahora estoy siendo su juguete sexual por un año, y tengo que mantener bajo sus reglas, solo espero no enamorarme.

Se que es algo que no se me va a dificultar por la forma que me trata, además de que está, comprometido.

Me arde la garganta cuando mensiono esa palabra.

Mi única preocupación ahora es que me empieza a gustar sus formas de placer.

Ignoro todos mis pensamientos siguientes y me dispongo a dormir.

*****

Despierto por un leve roce en mis piernas.

William está al borde de la cama, con sus manos en mis piernas, dando pequeñas caricias.

Me sonríe cuando nota que ya me he despertado y lo estoy mirando.

-Tienes en sueño pesado.

-Si - es lo único que respondo y frunce el seño.

-¿Seguirás así?

-¿Cómo? - me hago la desentendida.

Pasa sus manos por su cabeza y luego por su cara en señal de frustración, se perfectamente que lo estoy haciendo perder la paciencia, al parecer nadie nunca lo contradice o desagrada.

-OK, comencemos de nuevo - me mira tratando de no dejar salir la frustración que tiene - Buenos días Kayla.

-Buenos dí...

-Papi - interrumpe mi saludo y lo miro mal, no me gusta decirle papi, es raro.

-buenos días papi.

-¿Como amaneciste? ¿Dormiste bien?.

-Si, dormí bien, gracias por preocuparse.. papi.

Las esquinas de sus labios se hincaron un poco mostrando un indicio de sonrisa.

-Vamos arréglate, hay que desayunar, te quiero mostrar algunas cosas hoy.

Antes de que pueda salir de la habitación lo detengo.

Un contrato con mi jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora