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Seguir adelante

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Gritaba del dolor, lloraba desesperada ya solo queriendo acabar con esto, poder estar tranquila. Trataba de hablar pero no podía, estaba concentrada en todo el dolor, en como la matrona le ordenaba que pujara. El bebé estaba por nacer y solo podía ver como Toshinori Yagi, el padre de su hija, le suplicaba a los enfermeros poder entrar. El hombre llego tarde, estuvo sola todas estas horas y eso empeoro todo, no se sentía bien.

La vista se le puso borrosa, seguía llorando tratando de enfocar a la matrona, que tenia una sonrisa radiante mientras envolvía a su hija en una manta.

—Entregasela a él. —Susurro apuntando a Toshinori que logro pasar, el hombre fue encantado a recibir a su niña, comenzó a llorar, esto era demasiado para él.

Enseguida fue hechado, logró darse cuenta que algo pasaba. Quería quedarse, pero se fue, siguiendo a las enfemeras que llevaban a su hija.

No sé demoraron nada en darle la noticia de que ella había fallecido.

En estos momentos estaba sentado en la recepción, se agarraba la cabeza tratando de pensar en todo. Ya llevaba llorando un buen rato ahí, ¿qué haría ahora el solo? No estaba listo para todo esto.

Esperaba ansioso ahí, sentado, moviendo la pierna de tanta ansiedad. ¿Qué tenia que hacer? ¿Retirarse? No podía, el país le necesitaba, pero también la niña, ella también le necesitaría. Tenia que estar con ella 24/7, necesitaba la atención necesaria, era una bebé, sería una niña, sería una adolescente, necesitaba la atención y el cariño necesario.

Mordió su labio, mientras cerraba los ojos con fuerza y se adentraba mas aún en su cabeza, que era un total caos en estos momentos. Sintió como tocaban su hombro y logró reaccionar, vio como la enfermera le asentía con la cabeza y sonreía, dando apoyo y dando a entender que ya podía ver a la bebé.

Con rapidez corrió por los pasillos, llego hasta el lugar y se coloco enfrente de la gran ventana. Un enfermero tomo a la bebé y se la mostró, Yagi comenzó a llorar, veía fijamente a la pequeña. Era muy chiquitita, sacó su cabello, un hermoso rubio. Sus ojitos los mantenía cerrados, sonrió a lo bajo al verla, ahí moviendo los brazos, calmada, siendo cargada por el chico. Abrió sus ojos, celestes como los de él, duro poco si ese momento, comenzó a llorar cerrando sus ojitos achinados. El mayor río, viendo como la dejaban otra vez en su cuna, viendo que era lo que necesitaba.

—Tan chiquitita... —Susurro, se gano derecho y colocó las manos en sus caderas, se daba ánimos mientras la veía, colocó una gran sonrisa mientras lágrimas seguían saliendo, pero esta vez de felicidad— Todo estara bien, porque yo estoy aquí. Prometo protegerte, mi niña linda. Te protegere siempre, me esforzare para ser el mejor papá, para ser tu símbolo de la paz, tú héroe...

Dicho eso cerro la mano con fuerza, afirmando todo en su mente, saldría adelante sin importar que. En estos momentos dejaría de lado todo, el futuro y sus problemas, solo se concentraría en su niña. Vendrían muchas cosas, pero no importa que pasara, siempre sonreiría para ella.

La hija de All Might [ Escenarios ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora