Capitulo 02

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El corazón de Saint dio un vuelco al ver a Perth salir de la sala VIP y del club. Sabía que tenía que fingir que lo ignoraba para llamar la atención del hombre con su negativa, pero de repente se preocupó de haber ido demasiado lejos.

¿Tal vez debería haber cedido y haberse ido a casa con el hombre que realmente quería? ¿Tal vez no debería haberlo rechazado? ¿Había perdido su oportunidad? ¿Estaba Perth muy frustrado con él?

Saint volvió a mirar al hombre sentado en la sala VIP y este abrió exageradamente los ojos. Bass se encogió de hombros y asintió hacia una puerta en el extremo de la habitación junto a la barra. Saint asintió y se movió en esa dirección, a sabiendas de que Bass se reuniría allí con él.

—Eso no estuvo tan bien —dijo Saint en el momento que Bass se unió a él.

—¿Me estás tomando el pelo? —Bass se rio en voz alta—. Eso fue perfecto. Perth está que se muerde las uñas. El hombre está a punto de explotar.

—Entonces, ¿por qué se fue? —Saint se mordió el borde de la uña del pulgar, un hábito nervioso, que nunca había sido capaz de romper—. Pensé que la idea era interesarlo, no alejarlo.

—Oh, créeme, está interesado. —Bass soltó un bufido, un sonido muy mediocre para un Dom, pensó Saint—. Él está tan interesado que casi ni es capaz de aclararse.

Saint apenas controló el movimiento de sus ojos mientras seguía a Bass a la gran oficina detrás de la barra. Un hombre corpulento estaba sentado detrás de un escritorio, hablando por teléfono. El hombre levantó un dedo mientras hablaba.

Saint se acercó al brillante escritorio negro y se apoyó en el borde, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura mientras esperaba que Mew Suppasit, propietario del club, terminara su conversación telefónica.

Había accedido a este pequeño plan porque quería que Perth fuera suyo. Después de verlo dejar el club hecho una furia, estaba empezando a preguntarse si ese sueño nunca se haría realidad. Parecía muy enojado.

—Entonces —dijo Mew cuando dejó el teléfono—, ¿cómo te fue?

—Perth está corriendo como alma que lleva el diablo.

Una ceja oscura de Mew se arqueó.

—¿Es decir?

—Saint tiene a Perth atado con tantos nudos que el hombre no es capaz de aclararse —dijo Bass simplemente—. Él no sabe si va o viene.

Mew se rio entre dientes mientras se reclinaba en su silla y cruzaba las manos juntas.

—Me parece perfecto.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Saint mientras agitaba su mano hacia la puerta—. Está enfadado. Se fue. Probablemente no quiera tener nada que ver conmigo ahora.

—Exactamente.

Saint sacudió la cabeza vigorosamente.

—Nunca debería haberlo rechazado esta noche. Incluso invitó a un par de sumisos a su mesa.

—Está frustrado, Saint.

Saint se volvió para mirar a Bass cuando el hombre se sentó en el sofá de cuero negro contra una pared.

—Perth no sabe manejar que alguien lo rechace —dijo Bass—. Tiene sumisos, a veces incluso dominantes, con solo lanzarles una mirada. Está acostumbrado a conseguir exactamente lo que quiere.

—Es por eso que es tan importante para ti rechazarlo —añadió Mew—. Si se lo pones demasiado fácil, perderá el interés en el momento en el que consiga lo que quiere de ti y pasará al siguiente sum. Si realmente quieres quedarte con él, tienes que seguir adelante con nuestro plan.

Chaud et FroidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora