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Salí dando traspiés del departamento de _____ a las tres de la mañana, con una sensación de agotamiento y euforia a la vez. Tenía el cuerpo exhausto y plenamente satisfecho, y la cabeza me daba vueltas por todo lo que había sucedido en las dos últimas horas. Yo me había presentado allí para decirle que no podíamos seguir viéndonos, y se habían emredado las cosas.
Al final de la noche, _____ había vuelto a invitarme a que me quedase a dormir, pero yo había declinado amablemente su ofrecimiento. De no establecer algunos límites, me temía que resultaría demasiado difícil marcar la diferencia entre ______, la chica con la que me acostaba, y la señorita Dawson, la estudiante a la que le daba clase. Se había tomado muy bien el hecho de que me marchase y hasta me había dado un beso de despedida en la puerta. Ya habíamos acordado que habría una próxima vez y por nada del mundo sería capaz de echarme atrás. Acostarme con _____ había sido, sin lugar a dudas, la experiencia física más maravillosa de mi vida, y sabía que deseaba volver a hacerlo, y pronto.

A la mañana siguiente me desperté bruscamente cuando me llamaron por teléfono; salí trastabillando de la cama en busca del desagradable objeto que había interrumpido como un intruso mi sueño, en el que ______ me estrechaba entre sus brazos. Deseé sumergirme de nuevo en el sueño en vez de afrontar la realidad que se cernía sobre mí gracias a los sonidos del fastidioso tono de llamada de mi celular. Refunfuñé cuando volvió a sonar desde algún rincón de la sala de estar.

—¿Qué? —solté furioso, tras localizar el celular y responder.

—¿Con que todavía no has averiguado cómo desactivar ese alucinante tono de llamada que activé, eh? —dijo TaeHyung riendo—. Sex-ualll heal-ing!

Me constaba que había elegido esa canción para molestarme por mi supuesto celibato. Si él supiera… TaeHyung siguió cantándome al oído el estribillo en un tono grave de barítono.

—Te voy a matar —bramé, y me dejé caer pesadamente sobre el sofá.

—Tranqui, solo te llamo para avisarte de que voy a llegar un poco tarde al gimnasio.

—¿Qué hora es? —pregunté, y busqué con la mirada mi reloj.

—Son casi las once. Un momento, ¿todavía no has llegado?

—No, por lo visto se me han pegado las sábanas —farfullé mientras volvía al dormitorio a agarrar mi bolso de deporte.

—¿Otra vez? —preguntó extrañado—.No estarás enfermo, ¿verdad?

—Estoy estupendamente. Oye, saldré en unos minutos. ¿Nos vemos allí?

—Está bien.

Preparé el bolso enseguida, me vestí a toda prisa y agarré una botella de agua de la nevera. Como luego iríamos a comer, no me molesté en desayunar. Cuando llegué al gimnasio TaeHyung ya estaba esperándome en la puerta.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó, mirándome de arriba abajo.

—¿A qué te refieres?

Sonrió maliciosamente.

—Bueno, para no andarme con rodeos, hermanito, tienes pinta de estar recién follado.

¿Recién…? Un momento, ¿cómo? ¿Acaso con un simple vistazo sabe que ha habido sexo? No, qué tonto soy. Solo está bromeando…, espero.

—No digas sandeces —repuse, con la esperanza de que mi tono reflejase sorpresa.

—En mi vida había visto un pelo tan enmarañado después de un polvo —señaló, con los ojos clavados en mi revuelto pelo.

—Es que, hum, ya va necesitando un corte —aduje, y me apresuré a atusármelo.

—No, está bien así, es solo que no te pega nada. Y ni siquiera te has puesto las gafas.

𝕀𝕟𝕟𝕠𝕔𝕖𝕟𝕥 𝕋𝕖𝕒𝕔𝕙𝕖𝕣: 𝕋𝕙𝕖 𝔹𝕖𝕘𝕚𝕟𝕟𝕚𝕟𝕘彡★𝕁𝕚𝕞𝕚𝕟 𝕪 ____★彡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora