Capítulo 2

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Narra Lucas

Salgo de la ducha y enrollo una toalla alrededor de mi cintura, al salir veo en mi habitación a la morena con la que follé anoche durmiendo plácidamente en mi cama con la sábana envuelta en su cuerpo tapando su desnudez y empiezo a andar hacia ella.

—Despierta linda.

Sus ojos se abren al instante en el que siente mi voz, veo claras las intenciones que tiene de darme un beso pero retiro la cara.

—No te has lavado ni los dientes —pongo cara de asco.

—¿Siempre eres así de grosero? —pregunta furiosa mientras se levanta y comienza a vestirse apresuradamente.

—Grosero no, directo sí —le guiño un ojo —cierra la puerta cuando te vayas.

—Vete a la mierda, nunca más me volverás a ver —grita mientras sale de mi habitación con lo zapatos en la mano.

—Tampoco te quería volver a ver, fue indignante lo de anoche —grito de regreso haciéndole saber lo mal que me hizo la mamada ayer, así de considerado soy.

Ser así tan borde me recuerda a la pelirroja de anoche, nunca nadie me había tratado así como lo había hecho ella y creo que por eso es que tengo unas ganas irremediables de follarla. No voy a parar hasta que esa maldita pelirroja esté en mi cama y gima mi nombre.

Alguien chasque los dedos delante de mi rostro haciéndome salir de mis pensamientos.

Gracias a Dios, no quería volver a tener una erección.

—¿En qué pensabas?—pregunta Madi alzando una ceja.

—En cuando iba a llegar mi preciosa amiga —digo mirando sus ojos color ámbar esperando saciar su lado curioso.

Madison Mattes ha sido mi mejor amiga desde que era pequeño, es la que siempre ha estado para mí al igual que los gemelos, son lo más cercano a una familia que tengo y sin dudarlo daría mi vida por ellos.

—Con esa sonrisita de bobo que tenías lo dudo, ¿chica nueva? —me da una sonrisita pícara a lo que yo ruedo los ojos.

—Sabes que odio el noviazgo, solo follo y después las desecho.

Como mismo hice con la de hace unos minutos, pero omito ese pequeño detalle.

—Algún día una chica tocará las puertas de tu corazón y hará que esa cobertura helada con la que te cubres se derrita mostrando al verdadero Lucas que sé que está en alguna parte de allá dentro —pone una mano en mi pecho y yo ruedo los ojos nuevamente para no vomitar, ¿qué puedo decir? Madi siempre ha creído en el amor.

—Si esa chica llega cerraré las puertas con doble pestillo y la dejaré afuera —me encojo de hombros porque es la verdad, lo mío es solo sexo, nada de compromiso.

—Tú tan exagerado como siempre —niega la cabeza con desaprobación mientras se levanta y sacude su falda —me voy que no quiero llegar tarde al concurso, deséame suerte.

—No la necesitas pero suerte —le digo aunque mi cabeza todavía está procesando sus palabras, ¿llegará alguien que me haga cambiar?

—Te amo—grita mientras sale de la habitación.

—También yo —respondo y me quedo sumido en mis pensamientos hasta que mis ojos se cierran y en sueños se cuela una pelirroja de hermosa sonrisa.

Narra Paola

Los rayos del sol se cuelan por la ventana dándome la bienvenida a un nuevo día, bostezo y me remuevo incómoda en mi cama, siento una mano posarse en mi abdomen y me asusto, pero recuerdo que ayer Simón se quedó aquí y me relajo, retiro su mano suavemente para no despertarlo y poder ir al baño. Al llegar me despojo de mi sencillo pijama y me meto en la ducha, el agua caliente empapa mi pelo y se desliza por mi cuerpo quitando así las marcas invisibles que el pelinegro dejó en mi cuerpo.

Tenías que ser gilipollas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora