Capítulo 4

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Narra Lucas

Ringgg Ringgg.

—Apaguen esa maldita cosa —exclamo poniéndome una almohada en la cabeza para amortiguar el sonido.

Ringgg Ringgg.

—Que apaguen esa maldita cosa joder —grito poniéndome de pie y mirando el reloj de la mesa de noche a mi lado dándome cuenta de que tan solo son las 6 de la mañana.

Sigo el maldito ruido hasta el cuarto de huéspedes donde me encuentro a una Madison completamente dormida, ¿pero ella no siente su propia alarma?

—Ehh despierta y apaga esa maldita cosa —le digo mientras la zarandeo hasta que abre los ojos.

—¿Qué pasa? —pregunta bostezando.

—Tu alarma me acaba de despertar y solo quiero que la apagues porque son las seis de la mañana —le explico con la escasa paciencia que tengo a esta hora del día.

—Joder que se hace tarde —pega un brinco que hace que le caiga de la cama.

—¿Tarde para qué?

—Para el viaje a París claramente

—Ah eso, pero si es tempranísimo —digo levantándome del suelo.

—Deja de perder el tiempo aquí y ve a despertar a Hugo que yo me encargo de Harry por favor —me pide y hace un mohín.

—Okay, todo sea por ti

Salgo de la habitación y me dirijo a la de Hugo

—Ehh levanta ese trasero de la cama —grito pero todavía sigue durmiendo —que nos vamos a París.

Como si París fuera una palabra mágica se levanta a la velocidad de la luz.

—Apresúrense que solo tenemos dos horas como máximo para llegar al aeropuerto, si no están listos en ese tiempo juro que los mataré —amenaza señalándonos con el cepillo de dientes.

—Pero si tú todavía andas en pijama —dice Harry entrando por la puerta y sentándose en la cama de su hermano.

—Eso es lógico porque también me acabo de levantar —explica Madi y sale de la habitación sin mirar atrás.

Una hora después los gemelos y yo estos listos sentados en el sofá esperando por Madison.

—¿Ella no era la que nos estaba metiendo apuro a nosotros? —pregunta Harry enarcando una ceja.

—Ya sabes cómo son las mujeres —le responde su hermano.

Unos pasos desde el puso de arriba nos sacan de nuestra conversación y vemos a Madison bajar las escaleras.

—Pero que guapa —la halaga Harry.

—Guapa se queda corta, estás hermosa —exclama Hugo.

—Gracias chicos, ustedes también están guapísimos —posa su mirada en mí —¿y tú no me dices que tal estoy?

—Estás perfecta —le respondo diciéndole la verdad ya que esa ropa le hace resaltar cada una de sus curvas.

—Gracias —me dice dándome una sonrisa de oreja a oreja —¿llamaron al taxi?

—Estábamos esperando por ti

Diez minutos después escuchamos el claxon del taxi y salimos con las maletas en mano. Cuando el taxista coloca nuestras cosas en el maletero emprendemos camino al aeropuerto. Pasan treinta minutos cuando llegamos, bajamos del taxi y cogemos nuestras maletas, Madison se pone a la cabeza del grupo y nos guía hacia donde tenemos que ir.

—Dios pero si esto está lleno de chicas guapas —dice Hugo piropeándole a toda mujer que pasa por delante de él —y más aquella de allá

Mira hacia donde señala y veo a una pelirroja de gran culo de espaldas a nosotros, fijándome bien se parece a la del otro día. En ese instante como mi sintiera nuestras miradas se gira y deja ver unos hermosos ojos marrones, me congelo en mi lugar dándome cuenta que no se parece a la del otro día, es la del otro día. Este viaje será muy interesante.

Tenías que ser gilipollas [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora