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—Eres tú… —murmuró Jisoo mirando a la hermosa mujer frente suyo.

—¿Disculpa? —preguntó ligeramente sonrojada y un poco tensa.

Jisoo casi se desmaya en cuanto escuchó de nuevo esa dulce voz mucho más de cerca. Era la voz más angelical que sus oídos habían podido captar.

—Ah, lo siento… —rió nerviosa— es que hace unas semanas te vi en el evento de motocross que la ciudad organizó para una recolecta de fondos. Accidentalmente tú y yo tropezamos, pero tú te fuiste muy rápido y me quedé con ganas de disculparme como se debía. Que bueno que te veo.

—Es verdad. Lo lamento por eso, llevaba un poco de prisa —desvió la mirada tímida, Jisoo estaba observándola tan intensamente que se sentía demasiado nerviosa.

—Descuida, lo entiendo —le sonrió dulcemente.

La piloto quedó varios segundos mirándola al ver que la mujer parecía querer irse de ahí, en lugar de sacar provecho como habrían hecho algunas mujeres.  Eso le fascinó de sobre manera y se quedó analizándola un poco más.

—¿Vas a regresarme a mi perro, o debo decirle adiós? —bromeó la castaña al ver que Jisoo seguía con su mascota en brazos.

—Perdón, es que me distraje —se sonrojó avergonzada—. Toma —extendió al peludito de vuelta a los brazos de su dueña.

—Muchísimas gracias. No sabría que sería de mi sin él, fue un regalo de alguien muy importante para mí —la miró agradecida.

—¿Cómo fue que se te soltó? —preguntó simplemente para tener una conversación con ella.

—Había venido a pasear a Kuma como todos los días, pero vio a una ardilla y se aprovechó que se me resbaló la correa para perseguirla.

Jisoo sonrió imaginando la escena.
Por alguna razón que desconocía se le había hecho conocido el perrito, pero lo dejó pasar porque seguramente había visto uno muy parecido y solo lo estaba confundiendo.

—Yo igual tuve un perrito, era blanco y muy travieso, a él también le encantaba perseguir ardillas, aunque ya no he tenido otro después de él —sonrió nostálgica.

Falleció unos años después de su accidente.

—Dalgom —susurró inaudible, contagiada por la nostalgia de la pelinegra.

—¿Dijiste algo?

—No, no, solo divagaba en mi mente —le regaló una sonrisa tímida— Lo siento.

—Oh, está bien.

Otra vez la intensa mirada de Jisoo la estaba poniendo algo nerviosa y si seguía así, seguramente le terminaría llorando.

—En fin, debo irme, pero muchas gracias por la ayuda —realizó una reverencia dispuesta a marcharse de ahí antes de colapsar emocionalmente.

—Espera —la detuvo suave de la muñeca—. ¿Puedo saber tu nombre?

—No lo sé, no es bueno hablar con desconocidos.

—Hey, te regresé a tu perro —la miró divertida.

—Y te agradecí por eso —sonrió de vuelta.

—Vamos, te diré el mío.

—Sé que eres Kim Jisoo.

—¿Me conoces? —preguntó esperanzada. Tal vez ella fue alguna conocida de su pasado.

—Eres la mejor piloto femenina de motocross de corea. ¿Quién no sabría quién eres?

¿𝙼𝚎 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚊𝚜? [𝙹𝚎𝚗𝚜𝚘𝚘 (𝙶!𝙿)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora