Eda:
- Lo de no ir a trabajar hoy ya era lo suficientemente extraño, pero que me traigas el desayuno a la cama me hace pensar que quizás debamos visitar a un médico, a lo mejor hay secuelas del accidente- bromeé mientras me incorporaba en la cama para aceptar la bandeja que Serkan me ofrecía-
- ¿No tendrás tú el despertar más gracioso de Estambul?- replicó con sorna, obviamente molesto por mi comentario-
- Al menos esta vez sí que traes un desayuno consistente, algo es algo- lo vi fruncir el ceño y no dije nada, simplemente tomé un bocado de la tostada de mermelada-Serkan no había dejado de estar especialmente atento desde ayer, y no es que no estuviese encantada con las palabras bonitas, los besos, las caricias… claro que me gustaba demasiado que se comportase de esa forma, pero no dejaba de ser extraño por su parte.
- ¿Cuál es el plan para hoy?- pregunté antes de beber del zumo de naranja-
- Sinceramente, no tengo ningún plan- seguía con el ceño fruncido- Y mira que he estado pensando sin descanso en el día de hoy, pero ni una sola idea decente se me ha pasado por la cabeza- rascó su nuca-
- De verdad, no entiendo nada de lo que hablas y comienzas a ponerme de los nervios, Serkan Bolat- coloqué la bandeja en la mesa de noche de mi derecha y me crucé de brazos- ¿Qué ocurre?Mis palabras consiguieron dejarle cara de póker, abrió la boca como si estuviese a punto de decir algo y después la volvió a cerrar. Sí, sin duda alguna pasaba algo. Se puso en pie y pasó una mano por su pelo antes de comenzar a pasear de un lado para otro, el hecho de que usase jeans ajustados me distrajo de intentar comprender que era lo que pasaba.
- Eda… yo…- y de nuevo volvió a remover todo su pelo, por un momento deseé ser yo quién lo hiciese-… la verdad es que no creo que exista el momento o la situación adecuada, y yo no soy tan romántico como quieres imaginar pero…
- Serkan, me estás poniendo nerviosa, habla de una vez- me removí en la cama, deslizando las sábanas por mis piernas-En tres pasos se sentó a mi lado y tomó una de mis manos con las suyas, mirándome con una sonrisa en los labios. Estuve a punto de derretirme en ese momento porque sus ojos brillaban con una intensidad que consumía.
- Desde hace un tiempo tengo esa idea en mi cabeza, y puede que en un principio pensase que era demasiado pronto para ello pero en verdad… en verdad no es pronto, en verdad ha pasado un mundo desde que nos conocemos, aunque yo no lo recuerdo- tragó saliva-
- Serkan, me estás asustando- un temblor recorrió mi espina dorsal-
- No, no, no te asustes, hayatim- una de sus manos soltó la mía para colocar un mechón de mi pelo tras la oreja- No recuerdo al Serkan Bolat romántico del que todos hablan, no sé como se comportaba, que decía… pero sí sé que él quería esto tanto como lo quiero yo ahora, puedo sentirlo en lo más profundo de mí.Sus manos abandonaron el contacto con mi piel e introdujo una en su bolsillo, sacando un pequeño anillo de él. Era su anillo, aquel que había llevado tanto tiempo consigo y que seguía teniendo mi nombre en su interior.
- Cuando desperté en aquel hospital no recordaba nada, a nadie, ni a mí mismo… pero te veía a ti, te sentía a ti… y después tenía este anillo con tu nombre- sonrió- No podía alejarme de él, pasaba horas girándolo entre mis dedos, era mi único conducto con la realidad, con una vida que no sabía que existía. Fuiste quién me mantuvo anclado a la tierra, Eda Yildiz. Y puede que esta sea la peor declaración del mundo, puede que incluso digas que no o te rías por el poco esfuerzo que he puesto en ello… pero no hay día en el que no quiera volver a tener este anillo en mi dedo, en seguir llevándote conmigo- tragué saliva mientras sentía que mis ojos se humedecían- Quiero casarme contigo, Eda. Quiero que te pongas ese anillo que llevas de colgante, quiero ponerme el mío y poder decir que estoy marcado por ti, que me tienes y que soy todo tuyo. Así que por favor, di que sí…