Capítulo 1 | Parte V

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¡Buenas noches a todxs! Como lo prometido es deuda, les traigo la quinta y penúltima parte del primer capítulo. Espero que lo disfruten, cada vez estamos más cerca de saber cómo esta hechicera milenaria teje un puente entre los dos mundos.

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Para la hora en que salieron a almorzar, el comedor estaba colmado de gente. Todas las mesas estaban ocupadas con dos o tres personas de más en cada banca. Era increíble cómo se llenaba aquel lugar durante las semanas de evaluación. Casi podría decirse que la insípida comida poseía cualidades especiales y que con ella las calificaciones se dispararían a niveles estratosféricos. Sin embargo, no era posible superar la media alimentándose con puré descolorido, zanahoria apenas cocinada y carne sin especias.

Explicaciones de todas las materias se mezclaban con el repiqueteo de platos y tenedores. Las palabras morían ahogadas por el mar de risas sobre las mesas con hojas desperdigadas y cuadernos superpuestos. Por algún motivo, los pequeños grupos que llegaban a la caja registradora siempre encontraban un espacio en el que asentarse para almorzar. Movimiento fluía por toda la estancia.

Jake alcanzó a Morgana trotando cuando pasó la entrada. Llevaba la gastada mochila azul colgando del hombro derecho, sostenía la gorra gris entre los dedos y se la puso en la cabeza tras colarse frente a ella en la fila. Unos chicos de primero se quejaron y Jake les dirigió una mirada suplicante al tiempo que les rogaba con las manos unidas, como haciendo una plegaria. Ellos rieron y lo dejaron quedarse sin replicar.

–¿Te he dicho alguna vez lo bien que te queda? –dijo empujando la gorra de tal forma que le cubría la mitad de la cara.

Morgan le dio vuelta hacia atrás para dejarla como él la llevaba todo el tiempo y Jake no contuvo la risa al verla.

–Claro que me veo bien –le dijo–, pero creo fielmente que a tu cabello le hace falta mi color.

El rostro de Jake se iluminó con una sonrisa tonta, Morgan tuvo el impulso de sacudirle el pelo con las manos pero tendría que alzarse sobre los pies para alcanzar su altura y eso supondría un gran esfuerzo. En su lugar, le dio un leve empujoncito. La cabeza de Jake se alzó de repente y sus ojos azul claro se fijaron en un punto detrás de ella.

–¿Qué? –dijo Morgan sin voltearse.

–Tu pintoresca amiga se está abriendo campo entre la gente –Su boca articuló un “Oh” y después Jake dijo–: literalmente.

–¿Qué tan cerca?

–Apenas puedo verla pero ese andar no se pierde. Es un poco…

–¿Notable? –se aventuró Morgan.

–Yo iba a decir aterradora pero notable está bien –Jake se acarició la barbilla, se mordió el labio inferior de la forma que siempre hacía cuando estaba pensando–. ¿Cómo es que no llegó al mismo tiempo que tú? A juzgar por como la vi el otro día, hubiera apostado mi titularidad a que sería alguna especie rara de parásito.

Su pregunta le hizo recordar la primer clase del viernes cuando tomó sitio en el escritorio junto al suyo. Sus ojos azules, tan distintos a los de Jake, la habían mirado llenos de vida y misterio. Jake podía ser leído, Diana… ella era incomprensible y enigmática. Cuando sacó el libro y lo expuso ante su mirada, Morgana no había sido capaz de alejar el sentimiento

Al sentarse, Diana dejó de mirarla, llevó su atención al interior de su bolso llamativo. Levantó la cabeza y su mano cayó sobre el pupitre de Morgana con un libro debajo.

La Era Artúrica”, rezaba la portada con letras curvas y colas artísticas. Bajo el título color bronce había una imagen del rey Arturo con una mujer de traje colorido a su lado. Las hermosas ondas de su cabello caían como una cascada turbulenta descansando sobre sus hombros y perdiéndose sobre la espalda.

Morgana - El Ángel Caído (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora