Sesshumaru

38 5 0
                                    

El Penthouse de sesshumaru se alzaba majestuoso sobre la ciudad, un santuario de elegancia y simplicidad en medio del bullicio urbano. El ascensor se abrió directamente a su residencia, revelando un espacio amplio y diáfano donde cada detalle había sido cuidadosamente seleccionado para armonizar con el concepto de minimalismo que tanto adoraba.

El salón principal era un mar de líneas limpias y superficies pulidas. Las paredes, pintadas en un blanco inmaculado, reflejaban la luz natural que inundaba el espacio a través de los enormes ventanales que iban del suelo al techo, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. No había cortinas ni persianas que obstaculizaran la entrada de luz; solo el horizonte de la ciudad, con sus luces parpadeantes y su constante movimiento, rompía la continuidad del blanco. En el centro del salón, un sofá de cuero gris oscuro se extendía, su diseño moderno y sin adornos, aportando un aire de sofisticación. Frente a él, una mesa de centro de vidrio templado sostenía únicamente un par de revistas de arte y diseño, perfectamente alineadas. No había objetos innecesarios, no había desorden; cada cosa estaba en su lugar, contribuyendo a la serenidad del ambiente.

El comedor, adyacente al salón, estaba definido por una mesa de roble clara, rodeada de sillas de diseño escandinavo, sus formas geométricas añadiendo un toque de calidez natural al espacio. Sobre la mesa, un cuenco de cerámica blanca contenía unas pocas frutas, más una declaración estética que una necesidad. La cocina, abierta e integrada al espacio principal, era una obra maestra de eficiencia y estilo. Superficies de acero inoxidable y encimeras de mármol blanco se complementaban con electrodomésticos de última generación, todos en negro mate, casi invisibles contra el fondo. Aquí también, la ausencia de adornos superfluos resaltaba la pureza del diseño.

El dormitorio principal seguía la misma línea de sobriedad y elegancia. Una cama king size con un cabecero tapizado en lino gris dominaba la habitación. Las mesas de noche eran simples bloques de madera oscura, sin lámparas ni libros, solo un reloj despertador digital minimalista. El armario, empotrado en la pared, tenía puertas deslizantes que ocultaban cualquier rastro de ropa o pertenencias personales. El baño era un refugio de tranquilidad, con azulejos blancos del suelo al techo y un lavabo de piedra negra que parecía flotar en el espacio. Una ducha de vidrio sin marco ocupaba una esquina, su grifo de acero inoxidable proyectando un flujo de agua controlado y perfecto. Sesshumaru se movía por su Penthouse como un espectador en un museo, apreciando la claridad y el orden que había creado a su alrededor. La simplicidad del espacio reflejaba su estado de animo.

Pero para Sesshomaru la ciudad rugía debajo, incluso allí arriba, en su refugio minimalista, donde debió de ser un equilibrio perfecto entre el caos exterior y la calma interior. Simplemente fue caos.

Después de la sesión de foto. Tenía aproximadamente 5 días sin escuchar la voz de kikyou en tiempo real. Estaba sentando frente el ordenador, se encontró asimismo teniendo un nuevo y unico pensamiento,  kikyuo. Al mismo tiempo había otra dificultades; kikyou y el ruido de la ciudad lo está volviendo loco. A tener 86 porciento de su poder. Los sentidos estaban demasiado perfilados, agudizado desde la oscura habitación de luz tenue; Oia a la niña haciendo rabieta por un juguete. Igualmente, al hombre hablando con su amante desde la comodidad del baño mientras su mujer hablaba con el vecino con voz coqueta. En el quito apartamento inferior, un hombre gemía teniendo sexo con una mujer.

Inclino la cabeza, sus manos temblaron ligeramente mientras cubría sus orejas, había investigado para poner insonora las paredes. Y para sumar malestar a su calvario, iba de baño a la computadora, ampliaba la imagen. La admiración y el orgullo que siempre había sentido por su belleza y confianza se mezclaron ahora con una inquietud desconocida. Observó los comentarios halagadores, los emoticonos de corazones y las reacciones de sus amigos y extraños;

¿Por qué a mí? (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora