Divina guerra (12)

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Sesshumaru y kikyou fueron llevados a lugar donde iban los malos. A La comisaría es un lugar funcional y dinámico, diseñado para la eficiencia y la seguridad de ciudadano, bueno ese era el título. Al entrar, los visitantes se encuentran en un amplio vestíbulo con suelos de baldosas grises y paredes pintadas en tonos claros, lo que ayuda a mantener una atmósfera limpia y ordenada. La iluminación es brillante y uniforme, con luces fluorescentes que aseguran que todos los rincones estén bien iluminados. En el vestíbulo, una gran recepción con un mostrador de madera y vidrio recibe a los visitantes. El personal de recepción, uniformado y atento, está siempre listo para asistir con cualquier consulta o trámite. Detrás del mostrador, varias pantallas de ordenador muestran información en tiempo real, desde datos de vigilancia hasta registros de entrada y salida. Más allá del vestíbulo, un pasillo conduce a las oficinas y salas de reuniones. Las oficinas están divididas por paneles de vidrio esmerilado, proporcionando privacidad sin aislar completamente a los trabajadores. Cada oficina está equipada con escritorios funcionales, sillas ergonómicas, y estantes llenos de archivos y documentos importantes.

Los muros de estas oficinas a menudo estaban decorados con tablones de anuncios repletos de notas, diagramas y fotografías relacionadas con casos en curso. A un lado del vestíbulo, una sala de espera está equipada con sillas de plástico robustas y una mesa de centro donde se disponen revistas y folletos informativos.

En conclusión, está área es frecuentada por ciudadanos que esperan para presentar denuncias o ser atendidos por los oficiales de servicio.

Kikyou estaba sentada, esperando que llegarse finalizara el turno de sesshumaru. La primera parte fue interrogarla ella. Simplemente, dijo, sin abogado no hablaré y llamaron a naraku. Eran 3.50 am y naraku todavía no había hecho acto de presencial. Exhalo, la revista fueron de la colección del año pasado. Tenía un bolso amarillo y con una zapatilla verde. Recordó que sufrió algún ACV de la moda, en esa época creía que se veía cool, revolucionario y lindo. La columnista fue demasiado blanda a escribir, "La ceguera en su esplendor en el clan higuareshi"

Un policía se acercó, pasándole una tasa de café negro.

Gracias lo necesitaba. Rodó los ojos mientras saboreó el sabor amargo, para ser un café barato y de mala calidad, No está tan mala, tal vez en mundo halla peores.

Gracias, señorita. El soldado rio de oreja a oreja, y llevo una revista con un lapicero encima. Mi hija en una gran admiradora.

Oh, venga. Dijo tomando los materiales y firmando. Después de ese policía, los demás se animaron rodeándola para qué le firmará, la mano, la camisa, fotos, y cuaderno, cualquier cosa que pudieran. De reojo pudo ver a sesshumaru en silencio, mientras que uno de los policías robusto golpeara la mesa para atemorizarlo, obteniendo un claro desdén. Ante la indiferencia, los policías se molestaban aún más. Ya que la comisaría también cuenta con una sala de interrogatorios, una habitación austera con paredes blancas, una mesa central y sillas metálicas. Un gran espejo de un solo sentido permite la observación sin ser visto, utilizado por otros oficiales y personal relevante durante los interrogatorios. Alguien le dio la información que ella podía ver el intercambio a través de cristal. Corrieron la cortina. Debido a que no llegaron a nada en concreto, le llevaron a una celda de detención temporal, un área con paredes reforzadas y barrotes, destinada a albergar a los detenidos antes de su traslado. La celda es espartana, con bancos de concreto y una atmósfera fría y austera, subrayando su propósito de retención y seguridad. Después de 4 horas. Llego Naraku, y le dejaron ir. Le advirtieron que no podía salir de país y que se mantuviera en contacto, que aún continúa. Lo peor de eso es que tuvo que ir a trabajar sin poder descansar.

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Caer presa, después de acostarse con Sesshomaru. Fue una mala idea, necesitaba toca la fuerza de voluntad para caminar y llegar al terminar la jornada laboral. 7 días para el lanzamiento. A última hora Bárbara agregó otra idea, y efectivamente tuvo que aceptar y trabajarla. Se detuvo, en la puerta, a oír un susurro. Decidió apoyar la oreja a la madera. Al menos aprendió algo de Fátima; Espía.

¿Por qué a mí? (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora