Capítulo 10

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Kaira

Hay situaciones que no podemos controlar y no es nuestra culpa.

Es lo que me he repetido constantemente como si todo se suavizara de ese modo.

Admitir que he pasado todas estas noches sin dormir por pensar en todo lo que me ha estado agobiando es imposible.

Sin embargo, debo mantenerme fuerte frente a mamá que logra hacer que todo se calme un poco cuando la veo sonreír tan llena de alegría. Sigue siendo un poco sorpresivo verla de ese modo pero sin duda me hace feliz.

Puedo fingir lo que sea con tan de mantener su sonrisa. Es lo menos que puedo hacer.

El silencio en mi entorno se extendía al igual que una enorme masa cubriendo todo.

Tomo una calada del cigarrillo mientras apoyo mi cabeza en la pared viendo el cielo despejado. En verdad quisiera oír unas simples palabras de su parte. De seguro estaría decepcionado... Pero tan solo quisiera escuchar que me diga que todo estará bien. Que diga que no tengo de que preocuparme. No me importaría que fuera una mentira pero quería escucharlo. «¿Qué me dirías?», pregunté casi sin esperanza. Suelto el humo por la boca y la nariz con pesadez apartando mi mirada del cielo.

No hay respuesta. Nunca habrá una.

Piso la colilla del cigarrillo en el asfalto mientras pongo una menta entre mis dientes y respiro hondo al entrar al instituto de nuevo. Bajo más las mangas de mi sudadera para cerrar mis manos en ellas, cubriéndolas un poco del frío que hacia dentro del instituto casi vacío. El día ha pasado demasiado rápido y admito que por primera vez quería que no lo fuera porque eso significaba regresar a casa y si tenía suerte mamá no estaría así evitaba tener que fingir. Luego prepararme para ir a ver a mi querido viejo amigo Mike. Lo había echando de menos.

He decidido no faltar a clases porque he faltado varios días seguidos y eso no se veía nada bien en el registro académico. Era hora de decir adiós a la beca. De igual forma no es que iría a alguna parte. No ahora. Y empecé a cuestionarme si lo haría alguna vez.

Niego con la cabeza hacia mí misma. Me siento ridícula por hacer todo un lío de esto. Debo enfrentar mis problemas de una vez y en eso también venía el mayor temor de mi vida incluido.

Sin duda no soy capaz de enfrentarme a él.

Solo él tiene el poder de destruirme.

¿Lo haría? Sin duda.

Abro la puerta entreabierta de un salón con el pie porque debo recoger unas cosas que he dejado por descuido otra vez ya que la famosa nota mental no funcionó tanto como hubiera deseado. Diría que es hora de darle uso al casillero que seguramente debe tener telarañas por lo que vi el otro día, pero el último año escolar acabará pronto.

Mientras pongo parte de las cosas en mi mochila de forma perezosa se escucha el chirrido de la puerta y es extraño porque las clases han acabado hace un tiempo.

Veo de reojo de donde provino el ruido, recorro la mirada desde sus zapatos de marca a toda su vestimenta nada barata pero nada extravagante por así decirlo y si no fuera porque vi su rostro lo habría ignorado.

Imposible.

Es un sueño, ¿no? No, esto es una pesadilla.

Debe serlo. Porque no hay manera de que sea él.

Por favor que sea un sueño. Tomo los últimos materiales que había dejado con rapidez cuando lo vi adentrarse al salón y me apresuré a pasar por su lado pero su mano se presionó en mi hombro.

Mi deseo caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora