Capítulo 18

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"Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo."
–Hamlet (William Shakespeare)

Drew

—Es increíble que esté aquí —murmuró, mirando los alrededores—. Liz me matará si me ve.

—Podemos ir a otro sitio si así lo prefieres —sugerí.

—No, está bien —negó, moviendo la mano—. Sólo pensaba en que cuando pediste mi ayuda para estudiar no sabía que sería de este modo...

—¿Por qué no?

Sus ojos diferentes me escanean como si esperara haberme escuchado mal, pero eso solo logra que yo ladee la cabeza entretenido.

—Vinimos a los bolos, Drew —señaló.

—Cierto —mis comisuras se levantaron al verla confundida—: Mira, Kaira —saqué tarjetas con preguntas anotadas de mi mochila y se las tendí—, debes saber que soy buen alumno, solo que literatura no es una materia de mi agrado y tampoco el maestro Adams.

—Vaya, parece que la señora Brown tenía competencia —asintió para que continuara.

—He preparado entre unas veinte a treinta preguntas de los temas que me han dado, ya que hay diez pinos en total, por cada dos pinos que tumbes deberás hacerme una pregunta y por cada dos que yo tumbe también te haré una pregunta.

—Imagino que para mí serán preguntas aleatorias —dedujo, mirando las tarjetas en mis manos con duda—. ¿Y si no sabes la respuesta?

—Podrías pensar en una penitencia —me encogí de hombros.

—Espero que seas de palabra —sonrió, tomando las tarjetas de mis manos y de pronto las miró con nostalgia—: Este método te lo enseñó Joseph, ¿verdad?

—Era buen tutor —le di crédito al friki.

—El mejor —susurró.

Había tristeza en ella y saber que el friki lo causó me hacía sentir como un inútil por no poder ayudarla de la misma forma que lo hubiera hecho él. Puse mi atención al tablero para anotar nuestros nombres mientras apretaba la mandíbula, pero entonces...

—No me queda más remedio que superar sus habilidades ante su estudiante, ¿no?

Todo mi cuerpo se paraliza ante sus palabras y sentí mi corazón latir como si hubiera entrenado sin descanso durante horas.

—Ya veremos —pasé mi mano por mi cabello al terminar de anotar nuestros nombres—: Primero las damas.

Puso las tarjetas en su bolsillo y tomó una bola de boliche azul de doce, me sorprendió la fuerza que tenía en esos delgados brazos para levantar esa bola hasta el centro y luego vio a los demás del lugar como lanzaban e imitó sus acciones. Lo último que supe es que había tumbado cinco pinos en su primer intento y le faltaba lanzar una vez más.

—Al parecer no es tan difícil —murmuró, esperando que la bola regresara—: Van dos preguntas.

—No esperaba menos de ti, Psique —aludí, ganando que me fulminara con la mirada por la mención de su nombre.

Volvió a lanzar y tumbó dos, así de simple obtuvo siete puntos en la primera ronda. Lo que para mí serían tres preguntas.

—¿Listo? —sacó las tarjetas de su bolsillo.

—Tampoco tengo elección —refuté.

Ella sonrió al escoger tres tarjetas y volver a guardar el resto, cabe decir que cada una tenía la respuesta anotada para que ella lo viera. Empezó a leer las preguntas y yo respondí correctamente lo que esperaba que lo tomara con sorpresa mas no lo hizo. Parecía satisfecha de que supiera sobre cada tema aunque no entendí por qué soltó una risa cuando una de las preguntas era sobre Hamlet.

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⏰ Última actualización: Mar 11 ⏰

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