Drew
Las personas siguen sus vidas sin importarles quienes quedan detrás de ellos.
Pude notarlo la vez en la que puse los pies sobre la tierra después de que mis padres... Después de que aceptara que no los vería más. Tuve que educarme en casa mientras los demás seguían adelante en todo y jamás tuve un pensamiento cercano al total fracaso hasta este momento.
"Tengo miedo al fracaso, pero tampoco soy capaz de asegurar una victoria."
Porque puedo notarlo en él cuando me mira.
Puede que él no quiera demostrarlo de esa forma después de la discusión, pero puedo verlo en su mirada. Aprendí a leerlo en el tiempo en el que él luchaba por tratar de que yo hablara y no tuviera que recurrir a encerrarme en la caseta. Sin embargo, lo pude ver en especial el día de la graduación, donde todos recibían sus certificados con una gran sonrisa de satisfacción y sus familiares les aplaudían llenos de orgullo. Yo no recibía ninguno. Estuve entre el público con él, espectadores de lo que yo no había logrado y no sabía si en el fondo buscaba castigarme a mí mismo al observarlo.
Sólo quería estar ahí por una razón y era por ella.
Logré convencer a mi tío de asistir al admitir que quería verla ese día. Es una fecha importante para la mayoría y deseaba estar presente por ella, no obstante, Kaira no se presentó a la graduación.
Por eso yo...
—¿Qué haces aquí? —abrió sus ojos diferentes completamente.
Los míos imitaron su acción al ver el moretón en la parte izquierda de su rostro y tuve que resistir no estirar mi mano levantar su cabello para ver que le había pasado.
—Estaba preocupado por ti —pasé una mano por mi cabello.
Lo estoy.
—Habíamos quedado en mantener distancia —impuso, revisando a mis espaldas como si le preocupara que alguien más estuviera afuera.
—Nunca acepté eso —repuse.
—No es el momento de ser obstinado, Drew —puntualiza, entrecerrando los ojos.
—Tampoco es para que desaparezcas —refuté, apretando la mandíbula.
Soltó un suspiro pesado, se veía cansada y su aspecto lo demostraba. Traía el cabello blanco recogido en un moño con algunos cabellos sueltos, sus ojeras eran oscuras y profundas sin contar con el moretón, haciendo sus ojos irritados más notorios, bajé la mirada a sus labios y estaban resecos. Entendí la razón cuando vi sus pupilas dilatadas.
—Es muy pronto —remarcó—. Debes entenderlo.
Pasé saliva con dificultad, ella traía puesta una sudadera delgada negra de manga semi corta, por debajo llevaba puesta una camiseta de manga larga gris que llegaba hasta sus nudillos con una abertura para sus pulgares. Sujetó uno de sus brazos y noté como sus uñas largas pintadas de negro apretaban su brazo. Estiré mi mano para detenerla porque se iba a hacer daño, pero dio un paso dentro de la casa al notarlo.
—¿Por qué no fuiste? —pregunto antes de que cierre la puerta.
Se tensó un momento como si no hubiera esperado esa pregunta. Negó con la cabeza, soltando una risa irónica tornó su rostro a mí y la frialdad de su mirada fue una puñalada. No entendí que había pasado por su mente, pero no era nada bueno. La alarma de su teléfono sonó haciendo que su expresión cambie por completo.
Su expresión demostraba dolor. Demasiado dolor y miedo...
Se dio vuelta, tomó una mochila antes de salir y cerrar la puerta a sus espaldas quedando frente a mí.
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Mi deseo caído
Romance¿Alguna vez has deseado tanto algo que llega a doler? Para mí, ella tenía todo lo que siempre deseé con tanta fuerza. Quizá por eso caí en su trampa... Nada podía ser tan fácil cuando te lo tiran del cielo. •[Libro 1.0 de la saga "Caídos"]