Extra 1 (Parte 2)

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Extra 1 (Parte 2).


Entro a la sala intentando controlar la sonrisa y en su lugar tener una expresión neutra; las bromas con mis hermanos me han preparado para esto. David es el primero en notarme.

—¿Todo bien, Dara? —inquiere preocupado.

—Darik tiene jaqueca —miento—. Así que se quedará, yo también para acompañarlo. Ustedes pueden ir.

Ambos comparten una mirada, Karoline se encoge de hombros y David ladea la cabeza a ambos lados.

—¿Te parece bien? —le pregunta a ella.

—¿Por qué me parecería mal? —Es su respuesta, volviendo a encogerse de hombros.

—Bien, vamos. Dijiste que tenías muchas cosas que enseñarme de Londres.

—Lo más importante no está tan lejos —asegura sonriente.

—Diviértanse —les deseo esta vez sin ocultar la sonrisa—. Si él se siente mejor, les avisaré para reunirnos.

—De acuerdo.

—En las gavetas del baño hay aspirinas —indica Karoline, se acerca a besar mi mejilla pero no se aleja de inmediato para susurrarme—: Y en el buró de mi cuarto condones, porque vamos... ¿Jaqueca? Qué cliché.

—Karoline —reprendo sacudiendo la cabeza.

Ella no quita la sonrisa y me guiña el ojo; cuando se aleja por su bolso, David toma su lugar mirándome sospechosamente.

—¿Qué ocurre con ustedes? —susurra—. Actúan raro estos días, más de lo normal.

—Estamos bien —le aseguro sacudiendo la mano, hago que gire y lo empujo hacia la puerta—. Tú tranquilo, ve y diviértete, Karol es una excelente compañía.

—No lo dudo —responde.

Apenas la puerta se cierra detrás de ellos, me devuelvo a la habitación. Darik se incorpora de la cama y le sonrío.

—Se fueron —anuncio.

—¿No sospecharon?

—Karoline cree que tendremos sexo y David una discusión —contesto haciéndolo reír—. Esperemos un rato, así nos aseguramos que están suficientemente lejos.

Él concuerda, lo dejo en la habitación de huésped que ocupamos en el apartamento de mi amiga mientras yo me voy a bañar. Coloco el agua en temperatura caliente y luego entro a la regadera.

Me dedico a pensar a dónde iremos, recopilo los lugares en mi mente y calculo la hora para volver antes que los otros dos. Estoy tan sumida en mis pensamientos que me sobresalto cuando oigo la puerta abrirse.

—¿Rik?

—¿Quién si no? —responde.

Me asomo sujetando la cortina contra mi pecho, lo primero que observo es su torso desnudo y que está desabrochando sus vaqueros.

—Se me antojó un baño —dice—. Y pensé que podríamos ahorrar agua, después de todo somos invitados aquí y aumentar la cuenta del servicio es un acto desconsiderado.

—Amo tu consideración —digo con ironía.

—¿Entonces concuerdas conmigo?

Mi respuesta es correr la cortina para que entre, hace una mueca exagerada al recorrer mi cuerpo y termina con una sonrisita, frotándose las manos a la vez.

Un Viejo Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora