Capítulo 34.

659 139 75
                                    


Capítulo 34.

Observo que una chica tocándose el cabello le da un papelito a Darik, le guiña el ojo antes de irse. Y él vuelve conmigo.

—Esa chica me dio su número —dice naturalmente.

—Lo vi —Alzo y bajo las cejas—. ¿La llamarás?

—Tal vez.

—Pensé que... como, ya sabes... serías más activo en cuanto a relaciones.

—No sé, no me he fijado en alguien —contesta restándole importancia—. ¿Qué hay de ti? No te he visto con ningún amorío de verano.

—No he estado interesada en eso, disfruto esta estación sola.

—No estás sola, estás conmigo.

—Cierto.

Este verano solo hemos sido él y yo ya que David está de viaje, nos vemos prácticamente todos los días, salimos y pasamos el rato. Como si fuese posible, nos hemos acercado aun más.

—En fin, ¿dónde están los doritos? —inquiero viendo por el pasillo de la tienda.

—Ah, los vi por allá —indica y a su vez toma mi mano para guiarme.

Miro el agarre, los dedos entrelazados, la calidez de su palma y lo natural y sencillo que se siente... Es raro, de alguna manera. No sé cómo describirlo. No es raro de incómodo. Solo inusual. Y bonito. Me gusta el reconforte.

Confirma que después de lo que pasó en aquel desván no amenazó nuestra amistad. De hecho estamos mejor que nunca.


Observo la universidad frente a mí, es la primera vez que vengo, la institución donde estudié solo consta de un solo edificio de tres plantas, la universidad es un conjunto de edificios más grande. Estoy impresionada, me hubiese gustado estudiar en un lugar así, y caminando con unas carpetas me hace sentir como una estudiante más.

Pero lo cierto es que las carpetas son de David, había olvidados su talleres y me pidió el favor de ayudarlo a traérselos para no reprobar. No es extraño que se le haya olvidado. Por lo tanto camino hacia el estacionamiento.

Todo va perfecto hasta que reconozco a dos chicas caminando en dirección contraria, así que estamos a punto te hallarnos frente a frente, antes que pueda huir sucede. Ellas me notan y su andar se vuelve lento, igual que el mío.

—Adara —saluda Lucie neutramente—. Qué inesperado.

—Solo vengo de pasada.

—¿Por Darik? —pregunta Marilyn arqueando las cejas de forma despectiva.

—La verdad que no tengo porqué responder, ya que no les incumbe —contesto encogiéndome de hombros—. Pero para tu tranquilidad, solo diré que no.

—Dara —David aparece justo entonces colocándose a mi lado—. Y Lucie, y Marilyn.

—David —saludan ella con un asentimiento.

Él les da poca importancia, se enfoca en mí e inmediato le doy sus carpetas. Cuando giro noto que ellas siguen en frente, pero también noto que Darik viene para acá con un gesto confundido.

—¿Ada? Cariño, ¿qué haces aquí?

—Solo le hacía un favor a Dav.

—Cariño —repite Marilyn haciendo que él la note, ella suelta una risa irónica—. ¿No que no, Darik? ¿Nada que ver?

Un Viejo Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora