Epílogo.

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Epílogo.

Un año después.


Muevo el rodillo de arriba a abajo dándole la segunda pasada de color rosa a la pared; a su vez, tarareo la canción de Bryce Sabat que se escucha desde mi celular.

Bajo el brazo cuando me cansa el movimiento, por lo que me tomo un momento para respirar y ver cómo está quedando el lugar. Dos paredes son rosadas, una blanca y la otra es de cristal, siendo la fachada del pequeño local. No es algo grande, apenas tendré dos asientos y la decoración será minimalista, pero me emociona muchísimo.

Este pequeño pedacito de la ciudad será mi sueño empezando a ser realidad, es un buen lugar para iniciarlo. No fue una decisión fácil porque tuve mis dudas, sin embargo en el momento que decidí hacerlo me prometí ser determinada, segura y sin miedos.

Cuento con el apoyo de varias personas importantes, mis padres me ayudan con algo monetariamente, Sabastián en lo legal y Alannah instruyéndome en la contabilidad y agregará el local en su firma de Marketing. He decidido decorar por mi parte, he tenido de ayudantes a unos amigos y, por supuesto, a Darik quien está pintando otra pared.

—¿Te cansaste, amor? —me pregunta, supongo porque percibe mi mirada.

—Solo tomo un descanso de segundos —contesto alzándome de hombros—. ¿Y tú no estás cansado?

—Con solo dejar descansar el brazo un momento me basta —dice bajando el rodillo a la bandeja de pintura antes acercarse a mí—. Si vemos el lado agradable, es bueno que esté desempleado para poder ayudarte mucho.

Recientemente renunció a un empleo que toleró por tres meses, soportó más que cualquiera intentando ser positivo pero el ambiente tóxico era demasiado que no cambiaría de la noche a la mañana. Por lo tanto decidió poner su estabilidad primero al renunciar.

No ha sido tan difícil, él tiene sus ahorros y yo sigo trabajando en el spa, y aun vivimos con David por lo que en el aspecto económico, no está mal.

—Lo agradezco tanto —le digo tomando su mano—. Sin embargo, ¿has tomado una decisión sobre tus opciones?

—Tengo oportunidades como asesor histórico en editoriales para libros escolares o enciclopedias, de gestionador de archivos en algunas empresas públicas o privadas y también en centros de documentación.

—¿Cuál te gusta más?

—Centros de documentación —contesta seguro—. He visto lugares, estoy actualizando mi currículum para empezar a enviar a las tres opciones.

—Está bien, esperemos que pronto lo consigas —Le doy ánimos, tomo su rostro y dejo un corto beso en sus labios.

—Gracias —sonríe tomando mi cintura—. Es una lástima que no viajemos este año.

—El próximo, cariño —aseguro, pues nos tocó cancelar los planes de un viaje juntos, seria el primero de nosotros dos solos fuera del país, pero dadas las circunstancias de su desempleo y yo iniciando mi negocio era mejor posponerlo—. Este año estamos muy ocupados intentando ser exitosos.

—Es una excelente excusa para cancelarlo; también me gusta este plan de ser exitosos juntos.

—Nuestra principal meta —afirmo y vuelvo a besarlo—. Te amo.

—Te amo más, mi flor —contesta a la vez que deja su húmedo dedo en mi nariz, frunzo el ceño al percibirlo como pintura y él se echa a reír—. O mi payasita.

Un Viejo Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora