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Luego de una intensiva práctica parecía que la voz del americano ya no daba para más. Toda la semana había estado practicando y no necesariamente se dedicaba a aprender la melodia de la canción con la que deseaba sorprender a Perú; lo que en verdad se le estaba complicando era la letra. No era español y mucho menos inglés, pero todo valdría la pena si podría entonarla frente al contrario.

—Nada mal, esta vez te salió mucho mejor. Si quieres podemos dejarlo hasta aquí, no falta mucho para que la aprendas por completo— Habló el Boliviano con una enorme sonrisa.

Quién diría que enseñarle al rubio no iba a ser como pensaba. En un inicio su mente no terminaba de procesar que la persona frente suyo le estaba pidiendo un favor, mucho menos que no parecía ser la persona egoísta y egolatra que había llegado a escuchar de sus otros amigos, lo había juzgado igual que el resto.

—En verdad, muchas gracias por todo, eres un buen maestro, quizá pida que me enseñes más que la canción. — Ahora que Bolivia lo observaba bien, lucia como un príncipe encantador, incluso había adquirido tal manera de expresarse ¿O acaso siempre había sido así?

— Podrías pedírselo a Perú, harían un especie de intercambio ¿No decías que él quería aprender inglés? —

—Ah, es cierto, pero me da vergüenza... Dijiste que mi pronunciación es graciosa ¿no? — Las blancas mejillas del de habla inglesa habían adquirido un suave tono rosado, mientras que Bolivia confirmaba que Perú lograba miles de reacciones diferentes en ese chico que hace un tiempo seguro no habría prestado atención a esos pequeños detalles que hacían felices a las otras personas.

— A lo mejor y termina por gustarle— USA no apartó la mirada de Bolivia y asintió sin quitar la sonrisa que tenía en el rostro. No podía evitar pensar en el hermoso peruano, el como llegar a su vida había sido una señal del destino y sobre todo el que no se hubiera apartado en todo ese tiempo solo le hacía querer cambiar para mejor, no para impresionarlo, sino para sentirse mejor con la persona que deseaba llegar a ser.

— Me gustaría que eso pasara, me haría demasiado feliz. — El brillo en la mirada de Estados Unidos denotaba amor y Bolivia sintió algo revolverse en su interior, no eran celos, tampoco se había fijado de "esa" manera en el contrario, solo era extrema felicidad, una calidez en su corazón que le decía que todo estaría bien, que Perú estaría bien y eso era más que suficiente.

— ¿No deberías llamarlo? — El rubio asintió dándole la razón. Sacó su teléfono y lo miró por unos momentos, todo lo que haría a partir de ese momento fuera bueno o malo, quedaría grabado para siempre en su corazón.

—¡¿Una cita?! — Exclamó el peruano mientras el que estaba del otro lado del teléfono le sacaba una sonrisa

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—¡¿Una cita?! — Exclamó el peruano mientras el que estaba del otro lado del teléfono le sacaba una sonrisa.

Quería ver el rostro del moreno en ese momento ¿Estaría feliz? ¿Sorprendido? Mejor hubiera optado por ir a su casa, ya le hacía tanta falta un abrazo de su parte. — Ah, sí, claro, una cita, ja—

Soulmate «Usper»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora