Extra 1

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Desde que Estados Unidos y Perú empezaron su relación, sabían que no todo iba a ir a la perfección, pero no estaban extremadamente preocupados por eso. Ambos podían ser muy dulces el uno con el otro; por parte del azabache existía un gran contacto físico como cariños, besos y abrazos, mientras que el rubio era bastante detallista y se le imposibilitaba negarse a algo que su novio deseara, fuese lo que fuese siempre estaba para consentirlo. 

Por lo cual, sintiendo que ya estaban listos para dar un paso más alla en su relación, decidieron mudarse juntos y probar cómo resultaría el convivir ambos en una sola casa, eso ya habiendo cumplido tres años de relación.

Siendo sinceros, les había resultado bastante bien, pero era mejor hablar acerca de una de las experiencias que les había remarcado lo importante que eran el uno para el otro.

El rubio siempre había tenido la manía de quedarse hasta tarde cumpliendo con sus responsabilidades, incluso cuando no eran suyas; solo trataba de hacerlo perfecto y si eso implicaba el quedarse hasta tarde explicando la organización de algún proyecto por su puesto que lo haría.

Entrando en más detalles, tampoco contaba con que los otros países se lo quedaran observando demasiado. Ese día en concreto le pareció evidenciar como sus compañeros por poco y se lo deboraban con la mirada y no en el sentido que muchos se plantean, sino que parecían analizarlo demasiado. Estar sin los lentes de sol y con un traje no era algo que le favoreciera tampoco, le resultaba incómodo; por lo que, su mente comenzó a trabajar con rapidez y le trajo recuerdos no muy gratos de situaciones similares.

Ni bien se encontró solo, empezó a mirar cada cosa encima suyo, desde sus pies y así fue subiendo, el sentimiento que antes le había atacado persistió, tal vez lo estaban observando porque había empezado a subir un poco de peso ¡No podían culparlo! Estaba practicamente todo el día metido en ese lugar y las únicas veces que salía a ejercitarse eran los fines de semana con su novio y su adorable mascota.

Estuvo metido en su auto por bastante rato procesando si en verdad se veía tan mal como pensaba y ni bien sintió que se estaba torturando con esos pensamientos, solo prendió el vehículo y partió a casa, no necesitaba pensar más en eso.

Estando ya en el lugar, tuvo que abrir la puerta para darse cuenta que su hermoso rayo de luz se había quedado esperándolo, por lo que suspiró agotado. A veces, no sabía como decirle a Perú que no era necesario que se quedara hasta estas horas por él, después de todo también tenía labores que cumplir y verlo agotado al día siguiente le partía el corazón.

—Esta vez tardaste más— Mencionó el azabache levantándose del sofá, caminando hasta su novio para luego ayudarle con el saco del traje y con la corbata, aunque este ya se le había adelantado.— ¿Cómo te fue hoy? ¿No te dejaron salir a la hora de siempre? ¡Por cierto! Tu madre nos envió algunos postres, los guardé en la nevera ¿Quieres comerlos ahora o prefieres esperar hasta mañana? —

El rubio lo observó con una expresión cansada, la verdad la idea de hablar de postres no le encantaba en lo absoluto, solo deseaba irse a dormir y olvidar por un momento lo mal que se sintió consigo mismo, pero su novio no estaba colaborando en nada con todas las intervenciones que estaba dando, solo estaba hablando y hablando sin guardar silencio ni por un solo segundo. — ¡Perú puedes por el amor de... — Se quedó callado mirando al de tez morena, luego respiró profundamente, se había dado cuenta que le había alzado la voz a alguien que no lo merecía.

— ¿Esta todo bien, mi niño? —Perú llevó su mano hasta la cabellera dorada dejando suaves mimos en esta, causando que el de tez blanquesina relajara su cuerpo y se abrazara a él. — Ya, sé que no fue tu intención alzar la voz—

—Perdón, dame un momento ¿sí? — Así se quedaron por breves momentos hasta que el norteamericano se separó. — No quería hacer eso... Solo estoy un poco incómodo con algo que pasó el trabajo, no es tu culpa.— Prosiguió a seguir hablando en lo que tomaba la mano de su pareja y dejaba suaves besos en esta. —Sentí que todo el mundo me estaba observando y me juzgaba por mi apariencia, sé que es tonto, pero no me pasaba hace mucho, no quiero volver a sentirme mal por la forma de mi cuerpo... —

Soulmate «Usper»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora