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El rubio no podía evitar caminar de un lado a otro, había estado pensando en demasiadas cosas desde que había hablado con el lindo pecoso, tal como solía llamarle, pero eso no lo compartía con nadie, era un apodo que estaría guardado tanto en su mente como en su corazón, él solo hecho de que Perú le hablara lo hacía enrojecer, tal vez por eso había huido cuando encontró al chico ordenando las cosas que había tomado de aquella salita, si era sincero, aún podía recordar como relación había mejorado de ser desconocidos a llevarse bastante bien.

Nunca se había sentido así, nunca había sentido tantas cosas por una persona y si era sincero, nunca pensó que la persona que moviera su corazoncito sería un país con el cual antes seguro ni hubiera entablado una conversación.

Todo había comenzado debido a su hermano, este preocupado por los pocos amigos que tenía o como solían llamarle frecuentemente, le había dicho que tenía que empezar a llevarse bien con el resto. Al inicio, no le importó mucho, después de todo pensaba que no tenía porque disipar esos rumores de su horrible personalidad, las personas que querían conocerlo realmente debían aprender por su cuenta que no era un idiota, pero seamos sinceros, USA se había empezado a sentir un poco solo, se sentía apartado y algo rechazado por el resto de países, así que al final terminó por aceptar.

Para empezar, su hermano había citado en su mayoría a países latinoamericanos, decían que eran amables, humildes, cálidos y otras cosas bastante buenas que en su momento no recordaba, aparte de todo eso el rubio ya empezaba a sentirse algo  emocionado al saber que probablemente podría empezar de nuevo con ellos; sin embargo, parecía que esos países no se sentían de la misma forma, estuvo esperando buen rato y supo que no iban a llegar o al menos no en su mayoría ya que no conto con cierta personita que hasta el momento no había notado.

Cuando ya iban treinta minutos en los que nadie aparecía supuso que no podría empezar de nuevo, iba a quedarse solo, con mil hamburguesas y miles de papeles llenos de completo trabajo y ahí es cuando lo vio entrar, vio su sonrisita, sus adorables pequitas, su piel morena y su hermoso cabello azabache, dios, enserio, con solo ver sus  brillantes ojos su corazón ya se había derretido ¿Ese era Perú? ¿De verdad era él? No lo recordaba de esa forma, seguro era por el simple hecho de estar distraído odiando a todo y a todos por la soledad que sentía en el interior.

—Hola gringo— dijo algo serio tomando asiento frente a él, USA solo había quedado mudo, ¿Cómo debía empezar? ¿Qué debía decir para no quedar como un tonto?

—Oh, h-hello dear— Sin que Perú lo supiera esa palabra había quedado grabada en un lugar que nunca podría observar, sí, otra forma de conocer a tu pareja destinada, las primeras palabras dirigidas cien por ciento hacía ti, eran tatuadas en alguna parte de tu piel, brazo, torso, pierna, donde fuera ¿La mala suerte de Perú? Justo debajo de su nuca.

—Lo siento, mi inglés es pésimo, ¿Crees que puedas hablar en español?— Preguntó un poco incómodo, se sentía algo intimidado de hecho, estar frente a USA lo tenía así, pensaba que apenas llegara le hablaría de forma seria, tendrían alguna conversación formal, de hecho fue por esa razón por la que no fue con su típico poncho y chullito, ahora traía algo más casual.

—Claro, claro, sorry— se disculpó con una sonrisa apenada mientras pedía un refresco, coca cola para él y para el peruano pedía una inka cola, de hecho el azabache se sorprendió el que haya sabido que prefería esa bebida antes que nada.

La razón por la que USA sabía sus preferencias era porque quería causar una buena impresión al resto, había estudiado cada cosa que podría agradarle a cada país de Latinoamérica, pero ya que estaba solo con Perú decidió usar ese pequeño recordatorio que tenía, además no sabía a que se debía que se sintiera más cómodo y menos presionado a su lado.

—Perú, yo te cité a ti y a tus amigos, aunque ellos no vinieron, porque quería disculparme, sé que puedo verme como alguien rudo, malo, egoísta, hipócrita, egocéntrico, muchas cosas malas, sé que dicen un millón de cosas malas sobre mi, pero justo por eso quería disculparme, quería pedir otra oportunidad, tal vez no pueda hacer nada respecto a lo que dicta mi presidente, pero enserio, enserio me esforzare para que ya no sigan pensando de esa forma—

El de pecas lo observó, estuvo unos momentos así antes de soltar una pequeña risa, ¿Hasta su risa podía ser así de angelical?— USA, yo no pienso que seas así, pienso que todos de vez en cuando sufrimos la presión de nuestros superiores, no te preocupes, enserio, pero estoy muy agradecido que hayas tomado el valor para disculparte, eso me ha dado una buena impresión tuya, es genial.— Perú, era todo un ángel ¿Lo había dicho muchas veces? — No me mires así, vamos, no te estoy mintiendo lo digo enserio, mira, podemos intentar ser amigos para que veas que cero rencores ¿Qué dices?— Estaba seguro de la respuesta que daría, estaba feliz de hecho, al fin podría tener un amigo y haría lo que fuera para no perderlo, por su puesto sin llegar a exageraciones.

—Claro, para eso es que estamos aquí, yo si quiero intentar ser amigos. . .— Y desde ese momento, empezó su peculiar amistad, a veces USA lo llamaba para ir a ver una película, a veces Perú lo llamaba para invitarlo a comer en casa y muchas veces se topaban en las reuniones consiguiendo hablar horas y horas sin aburrirse, nuestro rubio esta feliz, quería sentirse así todo el tiempo, ni si quiera le importó el hecho de ahora solo Perú era su amigo, sentía que solo lo necesitaba a él para tener esa sonrisa tonta en las reuniones y en su hogar.

Ni si quiera le importó cuando Canadá le comentó acerca de las parejas destinadas, no le interesó en lo más mínimo, su objetivo había cambiado, estaba seguro de que quería a Perú, incluso más que a toda la comida rápida que había estado dejando de lado ahora que mantenía una amistad con el adorable pecoso.

Estaba seguro de que encontraría a esa alma gemela y la rechazaría, iba a ir en contra de todo ello si así podía ser feliz con la única persona que deseaba, por su puesto Perú debía estar de acuerdo con ello, jamás lo forzaria a nada, pero nada perdía intentando conquistarlo.

Solo para aclarar esto sucedió antes, es la forma por la cual USA y Perú se conocieron y comenzaron a llevarse bien y aunque Perú no lo sepa puede que el destino ya le dijera desde ahí quién era su alma destinada ;)

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Solo para aclarar esto sucedió antes, es la forma por la cual USA y Perú se conocieron y comenzaron a llevarse bien y aunque Perú no lo sepa puede que el destino ya le dijera desde ahí quién era su alma destinada ;)

Soulmate «Usper»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora