Capítulo 5

26 0 0
                                    




Hoy es un día nuevo y Sarah se siente muy emocionada por su primer baile. Antes de poder disfrutar de la gala tenía que estudiar un poco los libros que le recomendó Branwen y luego estudiar el protocolo del baile. No era tan complicado su día así que tomó las llaves de su auto y salió a conocer los alrededores.

Logró encontrar un restaurante acogedor para estudiar y de paso desayunar. Buscó una mesa alejada de todos, se sentó en un sillón, ordenó y se dispuso a estudiar un poco de magia. El tiempo transcurría rápido. No se percató de la hora, solo se concentró en las notas de su cuaderno. Los libros que le recomendó Branwen eran bastante entretenidos para Sarah, bueno ella nunca dejó de creer en lo sobrenatural y ahora que era parte de ella, nada iba a evitar que investigara cada vez más.

Sarah estaba tan concentrada que no se percató de su alrededor. Una mano misteriosa la agarró por el hombro, esto la hizo brincar de un susto y cuando vio quien era se levantó de su silla rápidamente.

¡James! ¿Qué haces aquí? –dijo Sarah en un tono entusiasta.

James fue su novio por muchos años en la escuela anterior antes que se tuviera que ir por un intercambio. O eso le dijo a Sarah. Ella había quedado muy triste después de su partida y no se había vuelto a fijar en nadie hasta que vio a Scott; sin embargo, a él lo vio cómo su amigo por las circunstancias en las que se encontraba.

Ahora que entiendes un poco sobre esto ya puedo ser honesto y decirte que este es mi famoso intercambio. Soy especial como tú. Soy un cambiante y no lo podía controlar así que tuve que internarme aquí hasta lograrlo. –le explicó James.

Conversaron por un gran rato y fue como si el tiempo no hubiese pasado entre ellos. Hablaron sobre sus vidas los últimos años que estuvieron separados. Tenían muchas aventuras y chismes que contarse. Se les fue el día y ya era hora de alistarse para el baile. Sarah no había leído el protocolo del baile y eso la asustó bastante, pero James le dijo que él la iba a guiar si le permitía ser su pareja de baile. Sarah accedió y se retiraron del lugar para irse a vestir, James la recogería a las siete.

Había sido un día grandioso, tanto que se le olvidó donde le dejarían el vestido. Por suerte Scott se encargó de alistarlo. Habían llegado personas para vestirla, eso no se hace en la actualidad, pero como se trata de un vestido enorme y antiguo a todas las mujeres les llevaban ayudantes para lograr ponerse esos tipos de vestidos.

Una vez lista y maquillada, le avisó a Scott que James pasaría por ella para llevarla al baile. Scott se sorprendió, nunca había escuchado de él, no es como que conozca a toda la academia, pero él siempre intentaba saber el pasado de casi todos para saber con quienes era bueno relacionarse y para saber a quiénes les podía pedir favores especiales.

Llamaron a la puerta y Scott salió para analizar a James. Intentó leer su mente, pero algo no salió como esperaba, todo lo que vio era una vida bastante sola y muy normal para su gusto. No tenía traumas o algún indicio de maldad, lo normal, lo que se espera en cualquier persona. Algo era muy sospechoso, parecía un hechizo de protección; sin embargo, lo dejó pasar, no le iba a quitar a Sarah la oportunidad de conocer a otros en la academia.

Sé que vienes por Sarah, así que pasa adelante. –dijo Scott.

En lo que entraba James, Sarah bajó. Se veía diferente, de otra época. Claro todos se verían como de otra época porque esa era la intención, pero con Sarah era distinto, era como si ella fuera parte de una película vieja, como si la hubieran sacado de la edad media.

Tomaron rumbo al salón de baile de la academia. Cuando llegaron Sarah se sentía en otro mundo. El salón era como sacado de los cuentos de princesas. Obviamente era muy grande debido a que debían entrar todos los estudiantes más los invitados externos.

Ya todos estaban dentro del lugar esperando a Sarah. Justo antes de entrar James le explicó que todos la estarían observando, una vez superada la pasarela por el centro de todos ellos debían iniciar el baile. James sabía que debía entregar el baile de Sarah en manos de Scott por lo que le hizo unas señas para que supiera. Una vez todos listos y en posición se pusieron en marcha.

Las puertas se abrieron de par en par permitiendo que Sarah fuera el centro de atención mientras se dirigía al centro del lugar para dar inicio. Una vez que lograron llegar al centro Sarah susurró que no se sentía cómoda, a lo que James solo respondió que pronto iba a pasar el trago amargo.

Entregó la mano de Sarah a Scott para dar inicio a los primeros pasos de baile. Ojalá fueran simples pasos de baile, era un Waltz un poco terrorífico. Sarah logró seguirle el paso a Scott. Luego de la primera canción se empezaron a unir los demás estudiantes ya que era parte de su tradición. Era una pesadilla para Sarah porque debía bailar con otras cinco personas o eso le entendió a Scott cuando se metió en su cabeza.  Ya falta poco para terminar su último baile, a pesar de que esto era como un sueño hecho realidad para Sarah, se le hizo muy tedioso porque tuvo que bailar con muchos antes de poder regresar con James o Scott.

Terminó con el baile, hizo la reverencia para agradecer y poder retirarse. Al fin podía ir a socializar. Al fin y al cabo, era una fiesta, de alguna u otra manera iba a lograr su cometido.

Cuando se dirigía con sus amigos a charlar un poco un chico se le atravesó por lo que tuvo que frenar de golpe. El chico la miró fijamente. Sarah se sintió muy extraña por la actitud tan rara de él, así que sonrió y lo esquivó para ir con sus amigos, pero él la tomó del brazo. Sarah lo miró desconfiada. Jamás esperó lo que sucedió. En sus ojos vio soledad, oscuridad y muerte. Sarah no podía reaccionar, no podía gritar.

No deberías estar aquí. Vas a morir lo puedo ver en tus ojos. Corre, corre y no mires atrás. –dijo el chico con una mirada vacía.

Sarah como por arte de magia empezó a correr buscando una salida. Estaba fuera de su cabeza, de un pronto a otro estaba en una habitación completamente distinta. Era como un túnel oscuro sin salida. Ella solo corría y corría sin ver la salida. Cuando vio que el chico la perseguía por el túnel, se sintió extraña. Ya no estaba en un túnel, iba cambiando de habitación en habitación. No conocía el camino ni como hacía para llegar a ellas. Volteó para ver si la seguía persiguiendo y el chico traía cara de loco, sus ojos estaban negros y tenía una sonrisa macabra.

Ya casi la alcanzaba y ella no quería averiguar lo que le iba a hacer si la atrapaba, así que corrió como si no hubiera un mañana. El bucle no acababa. Pasaba de un circo a un cuarto principal en una mansión, luego a un parque, a un bosque, a un baile, a muchos lugares que nunca en su vida había visto, ni parecían de esta época. No lograba para, su instinto le decía que continuara corriendo, pero no parecía llegar a ningún lado con esto. Ya se estaba cansando cuando de la nada la agarran del brazo y le dan vuelta. Ella solo podía pensar que iba a morir ahí mismo.  En ese momento el bucle paró y ahora estaba en una habitación de un psiquiátrico atada a una silla. Parecía que le iban a realizar una lobotomía.

¿Dónde estoy? –preguntó Sarah.

Cuando analizó su alrededor el chico estaba acercándose cada vez más y más. Sarah solo podía pensar en la manera en la que moriría. Era tonto. ¿Quién muere en un psiquiátrico? ¿Todavía existían lugares en los que se realizan lobotomías? Tenía demasiadas preguntas y poco tiempo para reaccionar. Justo cuando estaba a un centímetro de ella, logró sacar una de sus manos de las ataduras y logró botar sus herramientas y empezó a luchar con todas sus fuerzas. La agarraron por la espalda y le dieron algo de beber. Sus ojos se empezaron a cerrar, cuando intentaba mantenerse despierta para luchar su vista se iba en negro. Luego de unos minutos en agonía por no poder hacer nada cayó inconsciente al suelo.

La fiesta seguía, pocos notaron su ausencia. A pesar de ser la razón del baile, no a todos les importaba y pocos en realidad la reconocían. Así que la fiesta siguió con el banquete y la música.

Arce MysteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora