Capítulo 9

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Al día siguiente Sarah Salió a correr. La carretera no era muy transitada, pero por precaución iba por la orilla. El clima seguía nublando y frío por lo que Sarah decidió no tardar tanto. Su mente necesitaba salir de la cabaña y le decía que no volviera. La mente es muy poderosa pero el frio no le permitiría llegar muy lejos. Tendría que demostrar su fidelidad, pero cómo lo haría si no la conocían bien.

Cuando sintió que su cuerpo no avanzaría mucho más decidió dar vuelta para regresar a la cabaña a enfrentar las preguntas de los amigos de Scott. Justo antes de llegar a la cabaña frenó repentinamente. Algo llamó su atención. Su vista se estaba  nublando, por lo que se sentó a la orilla de la carretera tomando aire. Al levantar la mirada se sorprendió. Ya no estaba en la calle. Sarah voltea a todos lados para ver donde se encuentra, pero no logra descifrarlo. En medio de un bosque con neblina logra ver a pocos pasos una fogata. Sarah desconfiada se acerca a ella y se percata que no está sola. Hay cinco mujeres y tres hombres rodeando la fogata. Una anciana la invita a acercarse al fuego para calentarse. Esta le señala el cielo y coloca su mano en el pecho de Sarah. –¿Dónde estamos? –preguntó Sarah extrañada. Nadie respondió su pregunta. Quedaron en silencio viendo el fuego.

Extrañamente Sarah se sentía en confianza. No quería marcharse de ese lugar, era bastante acogedor. Las personas se veían entre sí, no de mala manera, más bien parecen comunicarse con la mirada o la mente. De repente la mirada de quien parecía el líder cambió, estuvo atento y al parecer advirtió a todos porque apagaron el fuego y se juntaron observando a lo lejos. La anciana habló. –Debes confiar en tus instintos –agarrándole la mano con cierta ternura, –no te van a fallar. Siempre que nos necesites solo llámanos, intentaremos guiarte.

El líder llamó a la anciana y corrieron entre el bosque. Sarah quiso correr con ellos mas algo la frenó. La estaban agarrando de la espalda. Scott gritaba su nombre. La tela blanca que cubría su iris se disipo. –¿Scott? –dijo Sarah desorientada. –Casi te tiras al barranco, ¿qué pensabas? –exclamó Scott jadeando por correr al verla a lo lejos. –La verdad no sé qué piensan de mí, no sé cómo probar que no me hicieron nada y la visión que tuve no fue una visión, fue algo muy real. Me sentí a salvo por primera vez en toda la vida, fue como estar con mi familia.

La recostaron en la cabaña, la cubrieron con cobijas por lo helada que estaba y discutieron sobre qué hacer con ella. Scott ya había entrado en su mente y sintió paz. Así que decidió defenderla. –Debemos protegerla y dejarla ser. Tendrá que correr riesgos como todos nosotros para crecer como tenêbrae nocturnus que es. No es un peligro de momento. Lo que vi no me dice nada, sin embargo, sentí tranquilidad. Si no me creen que Lía lo intente. –Lía volteó hacia Chloe. –Tiene razón, no vi nada raro en su mente y no he descansado revisando cada rincón de su ser.

Dicho esto, tomaron la decisión de confiar en ella. No podrían protegerla y protegerse ellos mismos. Dependían de qué tanto Sarah desarrollara sus habilidades y la única misión de ellos como amigos seria evitar que los farmûlus la lleven al lado oscuro.

Arce MysteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora