Capítulo 8

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Sarah despertó desorientada. La luz le estorbaba cada vez que intentaba abrir sus ojos. Escuchaba voces por todos lados. Su vista empezó a enfocar. Estaba en una cabaña. El techo se veía tan lejano, parecía que se alejaba cada vez más. Por la ventana se veía solo la neblina entre los árboles y sentía un frío que calaba hasta los huesos.

Despertaste. –dijo una voz a lo lejos.

¿Dónde estoy? ¿Quién eres? –preguntó Sarah.

No te asustes, Scott está abajo. Soy Lía, nos conocimos en tu primer día. Soy amiga de Scott, así que... –dijo Lía agarrándole la mano para calmarla un poco –sé lo mucho que quieres verlo a él y no a mí, lo iré a llamar.

Cuando llegó Scott, Sarah lo abrazó y soltó el llanto. Él sabía que iba a estar sensible debido a todo lo que tuvo que vivir.

¿Qué pasó? –preguntó Sarah entre llanto.

Te hipnotizaron al parecer, al menos en un inicio. No sé si lo has notado, pero hablas dormida así que según entiendo corrías y no avanzabas, solo cambiaban los lugares y después apareciste en la habitación donde supuestamente te iban a hacer una lobotomía. ¿Me equivoco? – dijo Scott intentando analizar la situación.

Sarah solo asintió. Agregó que vio al chico con la mirada oscura antes de empezar a correr. Este le había causado tanto miedo que no quería pensar mucho tiempo en él. Scott sabía que no solo la habían hipnotizado, había algo más. Estuvo alucinando un buen rato, pero no había nadie cuando ellos llegaron por ella. ¿Sería un hechizo? En caso de ser eso, debió ser uno bien fuerte porque atacó a Scott pensando que era el doctor que le iba a hacer la lobotomía. ¿Está en manos de ellos detener al responsable o es algo más grande?

Tendrían que darle muchas vueltas al tema, pero antes tenía que presentarla con sus cómplices, mejor dicho, sus amigos. Así que bajaron a la sala para incluirla. Abajo todos se preguntaban que iba a pasar y era de lo único que hablaban. Esas eran las voces que escuchaba Sarah desde el segundo piso. Todos la saludaron, se alegraron de que estuviera bien y que su mente ya no estuviera afectada.

Después de darle un poco de comida se sentaron en la cocina acompañándola. Todos tenían su mirada perdida, nadie dijo nada durante un buen rato. Todos analizaban todo lo que había pasado. Scott podía escuchar la preocupación de todos en sus cabezas. Cruzaban miradas entre sí, pero el único ruido que se escuchaba era un lobo a lo lejos.

Kent rompió el silencio. –Sabíamos que Sarah iba a correr riesgo, pero ¿cómo los vigilantes no hicieron nada al respecto? No sé si quiero creer que fueron cómplices o si fue alguien más poderoso, parte de los farmûlus. –dijo viendo hacia afuera con desconfianza.

La verdad, la incógnita era válida, nadie sabía si se dieron cuenta de su ausencia o si en verdad hay personas más poderosas afuera queriendo entrar. Algo no calzaba, pudieron eliminar fácilmente a Sarah, pero no lo hicieron. ¿Fue coincidencia o adrede? Todo era muy sospechoso, en especial el muchacho que dice Sarah que vio.

Se quedaron pensando en las opciones que tenían, no eran muchas así que debían ser creativos. No querían ayuda de ningún superior por miedo a que sean cómplices de los farmûlus. Otra probabilidad es que los estén vigilando, pueden atacarlos en cualquier momento y ellos no lo saben.

Bueno ya estuvo. –Se levantó Chloe de la silla. –Nadie aquí lo ha querido decir así que seré yo quien lo diga, ¿podemos confiar en Sarah? –volteó su mirada acusadora hacia Sarah y suspiró. –No sabemos qué le hicieron, no sabemos si es parte de los farmûlus, no tenemos ni idea si le implantaron ideas en su cabeza.

Todos voltearon a ver a Sarah, nadie sabía qué hacer. El silencio en la habitación se hizo más denso. Las miradas se cruzaban esperando la respuesta de alguno. Chloe no estaba tan equivocada después de todo. Las posibilidades eran infinitas. Sarah solo quería hundirse en su silla o salir corriendo de ahí, cualquier opción era mejor que ser observada como criminal después de ser la víctima.

Arce MysteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora