Capítulo 20

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La relación entre Sarah y Dylan es algo retorcida, pero eso ya todos lo saben. Esta vez decidieron hablar con varios humanos y ofrecerles la inmortalidad. Ser vampiros no es tan malo después de todo. Buscaron humanos de todo tipo, musculosos, deportistas, nerds, porristas y muchos más. La edad no importaba, solo buscaban esa chispa para ser inmortal. Entre más locura veían en los ojos de los competidores más oportunidad tenían de formar parte de esta batalla.

Cuantos iban a ser inmortales nadie sabía. Para ellos solo era diversión como para cualquier otro ver televisión. Esto iba a ser cruel, con sangre por todos lados, sin piedad por nadie, pero es un precio justo por la recompensa que se ofrece. Sarah y Dylan estarían volando sobre el área para ponerles retos o simplemente poner trampas mortales.

Se encargaron de juntar a todas aquellas criaturas que quisieran congraciarse con ellos para que les ayudaran en su competencia. Entonces eran dos competencias en una.

Los humanos debían sobrevivir a los seres sobrenaturales que estuvieran en el área, al igual que a las trampas mortales y, por otro lado, los de Arce Mysteria que demostraran gran desempeño y fidelidad a las órdenes de ambos podrían ser parte de su grupo de amigos. Muchos a pesar de ver lo pedantes que eran, querían formar parte de ese grupo.

Cuando cayó la noche se dio inicio al juego. Los humanos entraron corriendo a buscar armas. Lo que no sabían es que no habían. Debían sobrevivir a toda costa en la oscuridad, agudizar sus sentidos para escuchar a su alrededor y saber matar. Empezaron matándose entre sí. Cuando Dylan se aburrió, los separó. Ahora unos se enfrentaban a fuegos del tamaño de rascacielos, otros se encontraban frente animales peligrosos y otros más a aquellos alumnos de Arce Mysteria que querían ser parte del grupo más influyente en el castillo.

Ya quedaba menos de la mitad de humanos así que esto se convirtió en una cacería. Aquel que matara a más humanos se le concedería una chaqueta de la banda, lo que significa que tiene derecho a opinar en decisiones importantes.

Los humanos empezaron a agruparse para enfrentar los obstáculos. Entre ellos sobresalían dos grupos bien interesantes. Estaban conformados por un atleta, un nerd y dos o tres personas más. Los nerds planeaban y los atletas defendían al grupo o ejecutaban el plan propuesto por el nerd para sobrevivir.

Para esta etapa donde quedaban solo dos grupos de humanos, ya no pondrían obstáculos. Era momento de entrar a la acción. Sarah bajó con Dylan para ayudar a deshacerse de los especiales que no querían dejar entrar o bien que no servían para nada según su criterio y de paso divertirse un poco con el miedo de los humanos. Esta era la etapa final donde se decidiría quien tendría la inmortalidad y quienes serían parte de Otam.

Sarah bajó y aterrizó frente a un grupo de humanos, estos al ver que era Sarah, quien les había ofrecido la inmortalidad, se mostraron calmados. Esto molestó mucho a Sarah y sacó sus colmillos. Ellos corrieron y gritaron, pero no les sirvió de nada. Solo hubo uno quien se quedó frente a ella, este se quedó no por miedo, sino porque se había enamorado de Sarah. Solo por su valentía de quedarse frente a ella, no lo mató, pero le dijo que debía seguir luchando. Sarah mató al resto. Uno que otro lo hipnotizó para compartirlo con Dylan. Era un mar de sangre lo que iba dejando Sarah a su paso. Después del sexto muerto perdió el control y mató a todo aquel que se le cruzó de frente.

Por otro lado, Dylan se dejó llevar. Mató a todos los que creyó que no le serían fieles. Su sexto sentido solo lo dejó confiar en unos cuantos para formar parte de Otam. Verlo cazar era lo más excitante para cualquiera. Sebastián era un hombre lobo quien quería ser del agrado de Sarah, por esto Dylan no lo quería cerca, fue un poco grosero una vez con Sarah y él no iba a permitir ninguna falta de respeto hacia ella. Dylan actuaba como si estuviera bebiendo la sangre de un mortal cuando Sebastián lo vio.

¿Te estás divirtiendo? – pregunto Sebastián viendo como Dylan dejaba caer el cuerpo vacío del humano.

No tienes idea. –dijo Dylan con ojos de locura.

Sebastián no pudo reaccionar, Dylan ya estaba con las manos en su cuello. Se sabe que los licántropos son más rápidos que los vampiros cuando están en su forma de lobo, pero en su forma normal son superados con facilidad. Dylan solo usó su velocidad para llegar a él sin mucho esfuerzo.

La cara de Dylan mostraba las ganas de matarlo de inmediato, pero él disfruta hacer sufrir a su presa, así que le dijo al oído que fijarse en Sarah fue su primer error, el segundo fue faltarle el respeto y el tercero se iba a asegurar de que no sucediera. Justo cuando Sebastián iba a emitir cualquier sonido para explicarse Dylan quebró su cuello. Sebastián cayó al suelo. Dylan esperó a que despertara. Cuando lo hizo, intentó disculparse pero Dylan no quería escucharlo.

Ya sabes que me encanta divertirme con mi presa y en este momento tú lo eres. No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir. Y solo para que mueras un poco más triste, Sarah nunca te prestó atención, ni si quiera sabe tu nombre, ten mucho cuidado a la próxima lobito. –dijo Dylan con la mano en su espalda. –¿Qué se siente que tu vida esté en mis manos?

Sebastián solo volteó cuando escuchó la risa de Sarah y justo en ese momento Dylan arrancó su corazón. Ahora no había vuelta atrás. Lo disfrutó como nunca antes había disfrutado una muerte.

Se sentó en un árbol caído esperando a sus amigos, uno era mindred y la otra una bruja; ellos nunca serían bienvenidos, así que esperó para matarlos. Cuando llegaron, la escena que vieron era sangrienta. Dylan tenía la cabeza de Sebastián en sus manos y estaba jugando con ella.

Los estuve esperando un gran rato y no me gusta esperar, hay mucho por hacer y no me gusta llegar tarde a lo importante. Así que no crean que les voy a perdonar la vida, simplemente sus muertes las haré rápido. No es como que puedan hacer mucho para detenerme. –dijo Dannot con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Mitchell intentó provocarle un fuerte dolor de cabeza como lo hacían todas las brujas para defenderse, pero ella apenas controlaba sus poderes. Dylan fingió su dolor. Se levantó riendo y viendo la mirada de pánico en ambos procedió a arrancar las cabezas de sus cuerpos.

Se escuchó un grito por todo el lugar. Sarah siguió el eco y llegó donde estaba Dylan con la cabeza del amigo de Sebastián en su mano.

Vaya, vaya. –dijo Sarah. –Y no me invitaste.

No creíste que toda la diversión era tuya, ¿o sí? –respondió Dylan rodeándola con sus brazos.

A Sarah en realidad no le importaba mucho a quien matara Dylan. Ella bien sabía que esto solo era un juego y nadie era importante para el grupo. Así que partieron juntos. Pararon la matanza. Ya quedaban pocos, los suficientes para la fiesta que tenían planeada con todos los miembros oficiales de Otam. Se llevaron a los sobrevivientes a la casa de Branwen.

Arce MysteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora