03. Obedece

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El Capitán entorno los ojos, apretando de nuevo la mandíbula por las ganas que tenía de dejarse llevar y hacerla todo lo que rondaba por su mente. Las palabras de la muchacha no hicieron más que encenderle aún más, y gruñó cuando escuchó lo último que se había atrevido a decirle. 

—No olvides que sigo siendo tu superior, mocosa.— La cogió del pelo de nuevo y le dio la vuelta, estampando su cara y cuerpo contra la pared. Aún con una mano sujetando su pelo con fuerza, llevó la otra a los pantalones de la chica y los bajó de un tirón. —¿Quieres saber que pienso yo?— dijo acercando su cadera al culo de la chica, y haciendo que su miembro frotase con éste. —¿Pervertido? Habló la zorra que no paraba de comerme con la mirada.— Con la mano libre, acaricio el clítoris de la chica en círculos, despacio, yendo después hacia su entrada con dos dedos y notando lo húmeda que estaba. 

Joder... esta empapada... la zorra me tiene ganas —pensó deslizando de nuevo sus dedos hasta su clítoris. 

—Te voy a follar tan duro que te va a costar caminar después. — susurró mordiendo el lóbulo de su oreja.

Sintió los calientes y gruesos dedos de Levi masajear su clítoris y pasear por su entrada hasta meter sin aviso dos de ellos. Estaba tan mojada que incluso antes de empezar ya estaba lista para recibirle. No es que ella fuera virgen, pero sólo lo hizo unas pocas veces con un compañero de escuadrón con el que ni siquiera llegó a correrse alguna vez. Nunca había estado tan excitada. Oyó como Levi amenazaba con follarla duro y no pudo aguantarlo más. 

—Hágalo, por favor, Capitán. —Le suplicó la chica mirando un poco tras su hombro para verle.

El azabache sonrió maliciosamente de lado al oír las súplicas de la morena y mordió uno de los lados de su cuello para después volver a susurrar cerca de su oído.

—Me gusta cómo me lo pides.

 Él agarró su miembro sacando los dedos de su interior, y entró en ella con una embestida certera y profunda, que sacó un gemido sensual de la chica. Levi pudo sentir lo mojada y estrecha que estaba y se mordió el labio inferior. Gimió cerca del oído de la muchacha para excitarla aún más y con una mano en su cadera, se ayudó sujetándola, para comenzar a embestirla sin tregua. Sus movimientos eran duros y rápidos, y su respiración comenzó a entrecortarse por el placer que le producía estar dentro de ella. 

—Para ser una...ahh..mocosa ...me recibes bastante bien— dijo como pudo, aumentando su velocidad mientras apretaba el agarre de su otra mano en el pelo de ella. —Quizás te folle cuando y donde me apetezca, y espero que siempre estés así de dispuesta para mi.— Dijo agarrando ahora su cuello con ambas manos mientras seguía embistiendo desde detrás. 

Joder... esta tan apretada...

Creyó morir cuando Levi entró en ella de una estacada, expandiendo poco a poco sus paredes. Es grande... Pensó sintiendo como la invadía. El hombre entraba y salía de ella sin piedad, donde cada vez que lo hacía en su punto sensible. Tuvo que echar la cabeza hacia atrás por lo fuerte que Levi tiraba de su pelo. 

—¡Más fuerte!- Le gritó ella. 

Fue ahí cuando Levi aceleró sus embestidas y estampó su cabeza contra la pared mientras mordía de nuevo su hombro con fuerza. El sonido de sus cuerpos chocando era excitante y la forma nada delicada en la que él la poseía la estaba volviendo loca.

—¿Quiere follarme... más veces, Capitán?- Preguntó aún pegada contra la pared. -Debe ser... que le interesa... lo que tengo para ofrecerle...- Se atrevió a responder la chica mientras él no paraba de penetrarla duro.

No cesaba en sus movimientos y en su fuerza, incrementando cuando supo que ella quería más. Salió de ella al oírla, y la cogió de una muñeca con fuerza para después llevarla al escritorio y tumbarla. Separó sus piernas y la acercó al borde de la mesa para poder entrar en ella de nuevo, sin piedad. No podía controlar la necesidad que sentía en aquel momento. Con una mano, agarro su cuello y con la otra le propinó una bofetada mientras la embestía. Sus ojos estaban llenos de lujuria, y de su boca salían gemidos profundos fruto del placer. Quería hacer que se corriera, por lo que el mismo flexiono levemente sus rodillas para que sus movimientos fueran más certeros en cada penetración y tocarán su punto G. 

Súplica - LEVI ACKERMAN X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora