Capitulo II

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-Suéltala.-Olivia tenía su mirada fija en el hombre, mientras metía su mano lentamente en su bolso.
-No le haré daño, Señorita Leithold.-él sonrió cínicamente y en ese momento ella unió el hilo de la situación, llegando rápidamente a la conclusión de que su padre y sus negocios complicarían todo, otra vez.
-Mira, yo no tengo ni idea donde ni qué está haciendo mi padre. Tengo un arma en la cartera, así que suéltala.
-No lo sé, si quieres puedo reventarte los sesos yo para que no te quedes con la duda.-Liam apareció detrás del hombre, con un arma apuntándole a la cabeza. Efectivamente no le temblaba el pulso.
-Vale, tú ganas.-el hombre suelta a Katherine, quien sale corriendo entre llantos a los brazos de Olivia.
Él se da la vuelta com la intención de apuntarle a Liam, pero este lo coge de la chaqueta y le apunta al cuello directamente.
-Vete y no hagas el ridículo, ¿quieres?-Liam lo soltó, empujándolo y suspirando, cansado. El hombre se subió rápidamente al coche que estaba aparcado, huyendo del lugar.
-Dos chicas solas a las 5 de la mañana no me parece buena idea, ¿eh?-Liam mira a los ojos a la rubia, sonriendo sarcástico.
-Gracias, de igual manera no necesitaba tu ayuda.-ella rodó los ojos y ambas fueron caminando muy rápido hasta su piso.
-Oye Liv, ¿te molesta si voy a dormir a tu piso? Sigo con el miedo en el cuerpo.-dijo Katherine. Aunque su piel era morena, estaba muy pálida esta vez.

Por la mañana, Olivia despierta pronto. Katherine sigue dormida.
Luego de desayunar, decide salir a correr a pesar de la lluvia, necesita despejarse de la noche anterior.
Había poca gente en la calle, el clima no era el ideal para estarlo, pero Olivia adora Londres, incluida su humedad y su cielo nublado.
-Hola princesa, ¿que pasa?-su padre coge el teléfono. Olivia quería una explicación racional de lo que había pasado.
-Otra vez, papá. Un tío de madrugada amenazó con dispararle a una amiga. Sabía mi nombre, como de costumbre.
-Cariño, ¿cuantas veces te he dicho que no es seguro ir sola por la noche? Espero que por lo menos llevaras el arma.
-Si, la tenía. Pero no he tenido que usarla. Un chico de la fiesta en la que estábamos logró ayudarnos. Pero no puedo estar todo el día paranóica pensando en cuando volverá a ocurrir.
-Lo solucionaré pronto. Tranquila, a tí nada te sucederá.
A Olivia se le hizo un nudo en la garganta. Que no le pasara nada a ella no significaba que no pudieran afectar su entorno. No había solución al respecto.

Luego de colgar la llamada, Katherine despierta.
-Tía, he soñado que un tío me apuntaba con un arma.-dice Kat medio dormida, pero alarmada.
-No lo has soñado Kat.-la chica suspira, poniéndose la chaqueta para salir. Le prometió a su amiga que le explicaría todo al volver, ya que no pensaba acompañarla por la resaca.
-Buenos días, rubia. No sabía que salías a correr.-Liam, otra vez.
-Mis días no serán tan buenos si te aparecerás cada dos por tres en ellos.-evita su mirada.
-No seas borde. Se que te pongo nerviosa.-Liam ríe frenando el trote y poniéndose frente a ella unos segundos, tocándole la barbilla y guiñando un ojo, para luego seguir corriendo.
-¿Por qué tenías una calibre 45 ayer?-pregunta ella evitando su comentario.
-Joder, ¿y tú como sabes los calibres de las armas? Yo pensando que eres una barbie y de repente me encuentro con James Bond.-ríe él.
Ella lo mira por muy poco tiempo, pero realmente ha valido la pena. Su pelo negro azabache, sus ojos azules que destacan aún más en los días grises, y una camiseta totalmente mojada que esculpe a la perfección su cuerpo.
-No has respondido a mi pregunta.
-Yo podría preguntarte lo mismo, pero dudo que quieras responderlo.-y tenía razón en eso.

Olivia volvió al hotel con Katherine, que se había vuelto a dormir. Se duchó y desayunó junto a ella una vez despierta, y le contó la explicación a la situación de la noche anterior.
-Joder Liv, que puto miedo tía.-Dijo Kat casi sin palabras, algo raro en ella.
-Por favor, no se lo cuentes a nadie, ¿vale? Solo te lo he dicho porque te debía una explicación.-se encogió de hombros.
-Tranquila. Bueno, volveré a mi piso. Gracias por dejarme quedarme esta noche, te debo una. ¿Hacemos algún plan mañana?-Katherine cogió sus cosas y salió de la habitación.
-Claro.

Llegó un mensaje a su movil. Samuel.
Entre otras cosas, el mensaje preguntaba para tener una cita esta noche. Cenar juntos en el piso de Sam, ya que sus amigos se irían de fiesta.
Olivia accedió. Durante el día se propuso seguir con su novela. Debía ponerse al día, en menos de un mes empezaría la universidad, y quería estar preparada y despejada para entonces.

El día pasó volando, y Olivia ya estaba en camino al piso de Samuel. No estaba muy convencida de él realmente, pero parecía un chico estable. Y estabilidad es algo que le faltaba a su vida.

-¿Y como va tu novela?-preguntó Sam, contento. Estaban sentados en la mesa del comedor, comiendo espaguettis y bebiendo vino.
-Bien, supongo. Estoy en ello aún, buscando la inspiración.-dijo ella con el vaso de vino en su mano.
-Lo entiendo. Tal vez esta noche puedas inspirarte un poco...-Samuel tocó su mejilla cariñosamente, aunque no de forma tan inocente.
Una conversación un poco subida de tono y una botella de vino, los llevó a ambos a estar envueltos en las sábanas cuando despertaron.
Sam despertó primero, muy rápidamente se cambió. Notó que sus compañeros de piso habían vuelto.
-Venga Sam, levanta. Que ya ha llegado el alma de la fiesta.-Liam abre la puerta riendo, y se encuentra con la chica entre las sábanas, solo en ropa interior.

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