Unos minutos, el coche aparcó en una especie de escaparate con techos altos y una gran oscuridad a pesar de ser de día. Al entrar, la única iluminación estaba en el centro, donde Liam estaba sentado en una silla y atado a esta, mientras su sangre hacía un charco en el suelo.
-¿Liam?-Olivia corrió hacia él, desesperada. Los hombres la retuvieron con antelación.
-No puede acercarse. Son órdenes de su padre.-al terminar la frase, detrás del hombre apareció Nick, caminando lentamente hacia su hija.
-¿Que coño es todo esto?-gritó la chica, mirando a Liam con sus ojos cristalizados.
-Luego de lo que ha hecho, no puedo permitirte que te acerques a él.-niega con la cabeza.
-Él no ha hecho nada, papá. Suéltalo joder.-el chico no paraba de sangrar, estaba a punto de desmayarse.Antes de poder dar una respuesta, Nick sacó un arma.
-Dante Russó.-sonrió cínicamente.
-Pero mira que tenemos aquí.-Dante empezó a caminar lentamente hacia su socio, imitando el gesto del arma en su mano.-Eres un cobarde, Nicholas.
-¿Tienes algún hijo más que quiera meterse en problemas conmigo? Ya vamos por el segundo.-frunce el ceño y su respiración se acelera.
-Sabes perfectamente que Liam no le ha hecho nada a Olivia. Es otro de tus sucios juegos. Es una guerra que quieres tener conmigo, pero no te atreves, entonces recurres a esto.-antes de que Nick pudiera responder, una bala a sus espaldas atravesó su pecho, muriendo al instante.Olivia actuó lo más fríamente que pudo. Desató rápido al chico que caminaba torpemente y casi incosciente hacia el coche con su ayuda. Lo recostó en la parte de atrás, donde él cerró los ojos. Ella suspiró y una lágrima cayó al ver las condiciones de su cuerpo, lleno de golpes y heridas, sobre todo en su rostro.
Empezó a conducir, no sin antes mirar a Dante con la mayor decepción y dolor posible.
-Te llevaré al hospital, tranquilo.-ella miraba al chico por el espejo mientras conducía, cerciorándose de que aún estuviera con signos vitales.
-Llévame a casa, por favor.-él hablo débilmente. Ver así a Liam la desarmaba. Nunca había estado tan vulnerable ante ella.
Sin estar muy convencida, lo llevó a casa. Junto con el ama de llaves de los Russó, lo recostaron en uno de los sillones del salón principal.
-Gracias por traerlo.-sonrió la mujer, con tristeza.
-Cuídelo, por favor. Debo irme ahora, pero llámeme si despierta o si necesita algo.-le dejó su número y acarició suavemente la cara de Liam, quien yacía dormido, aunque dolorido.Dante apareció fuera de la mansión, cruzado de brazos.
-Olivia...
-Déjame en paz.-frunce el ceño, levantando la voz levemente.
-Entiendo como te sientes, pero es lo que debía hacer.
-No hay ninguna justificación para hacer lo que hiciste, Dante. Ojalá quede grabado en tu consciencia.-cada palabra se notaba aún con más desprecio. Se subió al coche y se dirigió al piso de Katherine. Necesitaba tranquilizarse.Acompañada de un café preparado por su amiga, Olivia le explicó todo, con estrés y frustración de por medio.
-Liv, me gustaría decirte algo al respecto, pero en verdad estoy en shock. ¿Qué harás ahora?-acarició su mano, haciéndola sentir acompañada.
-Principalmente ir con Zarek a hablar con la policía par eliminar los cargos de Liam.-suspiró mientras ataba su pelo.
-Yo te llevo. ¿Sabes que cuentas conmigo siempre, verdad?-sonrió Katherine de forma compresiva, marcando sus hoyuelos.
-Te quiero, Kat. Gracias por todo.-la abrazó. La morena no se esperaba eso. Olivia nunca le había dicho algo así. Demostraba el cariño de otras formas, pero un te quiero y un abrazo de su parte eran bonitos y valorables, ya que no se daban todos los días.Lo único positivo del día fue que la policía eliminó los cargos hacia Liam, y todo quedó aclarado respecto a Zarek de igual forma.
Olivia intentó llamar a Mia, pero la había bloqueado de todas las formas posibles tanto a ella como a Katherine. Eso es algo pendiente a solucionar próximamente.Mientras volvía a su piso, ya de noche, su movil suena.
-Liv, estoy en camino.Liam sonaba furioso aunque dolorido, su respiración era agitada al igual que sus palabras.
-¿Liam? ¿Qué dices?
-No te voy a dejar sola con todo esto. En 10 minutos estoy en la puerta.Ella tragó saliva muy difícilmente. Llegó a su piso y esperó nerviosa al chico. Debía aparentar calma, el día ya había sido lo suficientemente doloroso como para dramatizar aún más.
Abrió la puerta y casi por instinto, corrió a sus brazos, donde sus rodillas temblaron, amenazando con dejarla caer. Él la envolvió en un abrazo cálido aunque estable, y a pesar del dolor punzante de los moretones de su cuerpo, estar con ella significaba una tranquilidad que no sentía hace mucho tiempo.-No entiendo por qué lo ha hecho, Liam. No lo entiendo.-secó sus lágrimas, un poco más calmada. Ambos se sentaron en el sofá de terciopelo negro, acompañados de un café y una leve iluminación.
-Ha sido una venganza, Liv. Mi padre siempre tuvo pruebas de que la muerte de mi madre está sumamente relacionada con tu padre...-el chico intentó expresar compasión en sus palabras, pero la verdad era cruda a estas alturas, imposible de disfrazar.
-¿Tú lo sabías?-preguntó la rubia, con inocencia en su mirada.
Él asintió lentamente.
-No sabía que pretendía hacer algo tan cruel como esto, pero si estaba al tanto de las pruebas.-Liam aguantó las ganas de que una lágrima cayera sobre su mejilla. No permitiría ese nivel de vulnerabilidad delante de ella.El teléfono de Olivia suena: Aaron, su hermano mayor. Él y su madre, Helena, eran muy unidos a diferencia de Olivia, que por su personalidad parecida a la de su madre, no congeniaba con ella en ningún sentido. Helena era una mujer muy fría, independiente y con ciertos aires de grandeza. En ese momento sería complicado esquivarla, ya que había que poner las cartas sobre la mesa, e intentar dirigir lo mejor posible los negocios de Nicholas.
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Éxtasis
Romance"Un amor tóxico, que nos consuma y a la vez seamos gasolina y cerillas eternas". Esto plasma Olivia Leithold, una estudiante de Literatura Clásica y escritora de una novela, aún sin concluir. que decide dejar New York para continuar su carrera en Lo...