Capítulo XI

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Días después, Helena se reunió con su hija en su piso, acompañada de Aaron.

-Olivia, ¿no piensas ofrecerme un café? No pareces ser una digna anfitriona hasta el momento.-Helena se sentó con sus piernas cruzadas y espalda recta, observando cada detalle de su alrededor, para luego centrar su oscura mirada en su hija.
-Acabemos con esto lo antes posible, mamá.-el nudo en su garganta era terrible. El tiempo pasaba aún más lento que de costumbre, y cada comentario de su madre la irritaba.
-Vale. En resumen, papá dejó archivos con una especie de testamento, así que ahora lo leeremos y todo quedará solucionado.-Aaron suspiró nervioso. La tensión entre su madre y hermana era contagiosa.

"Si estáis leyendo esto, querida familia, es porque lamentablemente ya no estaré aquí. He enumerado y catalogado mis bienes y mis últimos deseos para vosotros.
Para mi hijo Aaron, sé que siempre has querido tener tu propia colección de coches de alta gama, por lo que tu deseo será concedido, y heredarás los míos.
Para mi mujer Helena, sé el gran aprecio que le tienes a nuestro hogar en New York, por lo que este será tuyo. Mi regalo en esta vida para tí han sido nuestros hijos, por lo que creo fielmente en que sabrás valorarlo.
Y por último, mi pequeña Olivia, el negocio que he llevado los últimos 25 años será tuyo, sin excepciones. Has pasado, frente a mis ojos, de ser una niña a la que debía brindar mi protección, a una mujer independiente y con las cosas bien claras. Sé que estarás capacitada para esta tarea que, aunque no es fácil, aprenderás rápidamente. El penthouse en Londres está a tu nombre, además del resto de propiedades en USA, Suiza, Italia e Inglaterra. El dinero físico será dividido al 50% entre Aaron y tú. Piensa e invierte muy bien tu tiempo y todo lo que heredaste, Olivia. Confío en tí. Te quiere, papá."

El rostro de Helena se transformó, pasando de tranquilidad a histeria y horror en partes iguales.
-La irresponsabilidad de tu padre es conservada aún después de su muerte. No puedo creerlo.-Helena se levantó y empezó a caminar nerviosamente de un lado a otro del salón, haciendo sonido con sus tacones en el suelo de madera de forma frenética. Aaron la siguió hasta la puerta.
-¿Aaron?-la mirada de su hermana estaba cristalizada, decepcionada.
-Lo siento, Liv.-sin mirarla a la cara, salió del lugar con la cabeza baja, siguiendo los pasos de Helena.

Entonces ella quedó allí, sola. De una forma tan literal que la hacía temblar.
Una botella de whiskey y un cigarro fueron sus compañeros aquella noche, acompañando el ambiente con música aún más deprimente que aquella escena.

-¿Olivia?-aquella voz del otro lado de la puerta, la hizo soltar un suspiro de tranquilidad y nerviosismo simultáneamente.
Abrió la puerta y lo vió ahí, aún con marcas de golpes y cortes en su rostro, su mirada apagada, y en la agitación de su respiración, se sentía el amargo olor del alcohol.
-¿Qué pasa Liam?-ambos estaban en el mismo estado, y a centímetros de distancia, casi sin poder sostenerse el uno al otro.
-Que he estado pensando en tí todo el puto día. No te puedo sacar de mí cabeza, que tu perfume vive en mi ropa. ¿Qué me estás haciendo, joder?-Liam cogió las mejillas de la chica, apretándolas lentamente, y sus ojos no se despegaban de los de la rubia.
-Oye, no estás bien. Mejor vete.-ella se separa lentamente con la intención de cerrar la puerta.
-No, Olivia. Deja de ignorar lo que te pasa. Sientes lo mismo que yo. Admítelo, joder. Deja este juego de una vez.-su voz empezó a ser más brusca y sus palabras más rápidas.

La chica se acercó poco a poco a él, rozando su cuello con sus labios. Liam la cogió de la cintura y la pegó a él, no sin antes soltar un suspiro con un leve gemido apretando sus dientes.
Ella cogió la camiseta del chico, acercándolo rápidamente dentro, y él cerró la puerta detrás suya, para recostarse en esta mientras el beso seguía recorriéndolo.
-Dios mío, Olivia. No puedes ser real.-tapó su cara con una de sus manos, frunciendo el ceño, reteniendo el placer.
Ella comenzó a bajar por su pecho y luego su abdomen, pasando su lengua mientras lo miraba fijamente.
Bajó su pantalón, besándolo por encima de la ropa interior, mientras Liam se aferraba al pelo de la rubia, entre respiraciones entrecortadas.
Olivia bajó la ultima capa de ropa para dejar al descubierto el cuerpo desnudo del chico, con la intención de empezar a lamerlo.
-Ey.-la frenó él, cogiéndola del mentón, haciendo que lo mire a los ojos, arrodillada en el suelo.-Si lo quieres, debes pedirlo por favor, ¿no crees?-su sonrisa era algo dominante, lo que hacía que ella se estremezca por dentro.
-Sigue soñando.-rió ella, provocándolo.
-Te he dicho que lo pidas, Olivia.-la cogió del pelo aún más fuerte, obligándola.
-Por favor.-pidió ella sin dudarlo, la forma de reaccionar de Liam la tenía en las nubes. Creyó conveniente alcoholizarlo de vez en cuando si siempre se comportaría así.

Empezó a lamerlo lentamente, y luego fue incrementando la velocidad al hacerlo. El cuerpo de Liam elevó su temperatura, sus labios estaban rojos de tanto mordérselos, y sus ojos estaban apretados, ya que mirarla sería demasiado.
Cuando lo hizo, su cuerpo se estremeció. Verla en esa posición, sonriendo cínicamente mientras sacaba su lengua, provocó que Liam no pudiera contenerse.

Al terminar, la puso de pie rápidamente y mientras la besaba, la tiró encima del sofá. Susurró en su oído mientras bajaba su mano por su abdomen, hasta rozar su ropa interior y tocarla por debajo de ella.

La única luz era la que entraba por aquellos grandes ventanales, que daban a edificios y calles iluminadas por los coches. En el silencio del lugar, solo se escuchaba la respiración agitada de Olivia y los susurros del chico, que se sumergió con ella en aquella noche, deseando que nunca terminara.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2021 ⏰

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